Está claro que los métodos de presencia y de gobierno cambiarán, teniendo en cuenta que tendrá que moderar reuniones y esfuerzos si no quiere comprometer la recuperación total.
Pero también está claro que todavía tiene cosas que hacer y palabras que decir, a pesar de este mal momento para su salud que le mantendrá de baja unas semanas más.
Es un hecho, sin embargo, que Francisco, al presionar para abandonar el hospital, como hemos sabido en las últimas horas, también quiere dar un mensaje a quienes, en las últimas semanas, habían archivado apresuradamente su pontificado.
Son varios los cardenales que expresaron abiertamente su opinión sobre la dimisión, algo en lo que el Papa Francisco, al menos hasta ahora, nunca había pensado. Muchos también hablaron de un futuro cónclave, dando nombres y posibles escenarios.
Francisco responde a todos: "¡Aún estoy vivo!".
Tal como le dijo a los médicos, lo informó en la conferencia de prensa el profesor Sergio Alfieri, quien mientras escuchaban sus pulmones le preguntó cómo se encontraba. Por tanto, hoy comienza "una nueva etapa", como dijo hace unos días uno de los cardenales más cercanos a él, otro argentino, Víctor Manuel Fernández, prefecto del Dicasterio de la Fe.
Fernández, anunciando de algún modo la salida del hospital del Papa, explicó: "Es un hombre de sorpresas, habrá aprendido muchas cosas en este mes y saldrá del encierro y este nuevo tiempo será fructífero para la Iglesia y para el mundo".
Ahora también será necesaria creatividad para gobernar la Iglesia sin voz, al menos por primera vez, y sin poder encontrarse con demasiadas personas. Pero ya en estos años la forma de ejercer el servicio a la Iglesia del Papa Francisco había cambiado para adaptarse a sus facultades físicas en declive. Desde hace algún tiempo, por ejemplo, ya no sube al altar porque no puede caminar. Y por ello preside la misa pero siempre acompañado de la nueva figura del "concelebrante en el altar".
Luego, sobre todo en los últimos meses previos a la hospitalización, con dificultades respiratorias por bronquitis y resfriados, más de una vez confió la lectura de sus discursos a colaboradores. Una práctica que, más aún en las nuevas condiciones, continuará.
Luego se procedió al traslado de las audiencias desde el austero Palacio Apostólico a la Casa Santa Marta que, cabe recordar, es un hotel. Incluso cuando vio, pocos días antes de su hospitalización, a algunos representantes de la Mezquita de París, encabezados por el rector Chems-eddine Hafiz, agradeciéndoles haber aceptado recibirlos en su apartamento, dijo: "Estoy enfermo, tengo bronquitis, vivo aquí y no puedo salir".
Y durante un tiempo es probable que siga recibiendo a las pocas personas que pueda conocer en esa misma casa-hotel. ANSA ]]>
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