Destacan el potencial energético de este subproducto de la actividad sucroalcoholera tucumana. Analizan soluciones, proyectos de inversión y líneas de financiamiento internacional.
El secretario de la Producción, Eduardo Castro, presidió una reunión informativa en la que se dio a conocer las herramientas de financiación con las que cuenta el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), a fin de contribuir al sector sucroalcoholero de Tucumán en su crecimiento y desarrollo sostenible.
Los representantes del Banco Interamericano de Desarrollo, Francisco Javier Elizondo, Andrés Agosti, Betania González, Florencia María Gómez y Mariana Macazaga.
Del encuentro también fueron parte por parte del mundo
empresario: Máximo Pérez, Ingenio Bella Vista; Emilio
Luque, Ingenio Concepción; Jorge Melián, Ingenio
Leales; Juan Pablo Alva, ingenio La Corona; por el grupo Los
Balcanes, Juan Carlos Mirande (quien también es miembro del
Ipaat) y Marcos Pfister.
También estuvieron por el Ipaat, Jorge
Etchandy, gerente; Bernabé Alzabé, vicepresidente;
y Ricardo Véliz, director; Liliana Fortini,
directora Famaillá INTA; Luis Erazzu, director del Centro Regional
Santiago del Estero - Tucumán INTA; por la Subsecretaría de Medio Ambiente, su
titular, Alfredo Montalván y el asesor, Marcelo
Lizárraga; Estaban Galindo, director de la Unidad Ejecutora
para el Desarrollo Productivo; por el Idep; Guadalupe Romero y
por la EEAOC, Daniel Ploper y Marcelo Ruiz.
Castro dijo: “tuvimos la visita de consultores del BID
de las áreas social, ambiental, desarrollo sustentable y económica; de
organismos técnicos provinciales y nacionales e industriales de la actividad
sucroalcoholera, que son los que están mayormente interesados en el
financiamiento del BID”.
En ese sentido, detalló: “El BID vino
principalmente a ver la realidad productiva para poder darle una utilización a
la vinaza para producir energía eléctrica. Esto va a permitir hacer inversiones.
Yo creo que la vinaza tiene que ser tratada no tan solo como un abono, que es
como se le utiliza generalmente, sino como un material para que produzca
energía. Se está hablando de la inversiones para la compra de biodigestores que
son usados para transformar la vinaza, secarla y dejarla en forma de material
sólido para combinarla con otros componentes y así producir la energía
eléctrica que serviría para aminorar los costos de las fábricas”.
Francisco Elizondo, coordinador de una consultoría de
la Dirección de Programas y Proyectos Sectoriales y Especiales (DIPROSE) con
asistencia del Banco Interamericano de Desarrollo para la producción sostenible
de bioetanol en la cuenca de Tucumán, opinó: “el alcance del encuentro ha sido
seguir recogiendo de parte de todos estos actores las propuestas, proyectos y
desafíos que tiene la industria para sostener la producción de bioetanol desde
un punto de vista ambiental y socialmente sostenible”.
Además dijo que estas propuestas sirven
“incluso para incrementar en planes a futuro esa producción y hacerlo de forma
tal que pueda ser respetando amigablemente todos estos conceptos. Nuestra tarea
hoy es hacer un estudio de diagnóstico y hacer propuestas para potenciar el
sector, apoyado en el mercado energético como sostenedor de los excedentes que
pueda generar el sector. Y a partir de ahí hacer una propuesta de abordaje de
esta problemática para eventualmente también tratar de gestionar ante los distintos
organismos algún apoyo financiero para el fortalecimiento de la industria y de
toda esta cadena de valor”.
Por su parte, Mirande explicó: “La presencia del BID
para nosotros es fundamental, más en un contexto como este, en donde las
necesidades de financiación a los fines de la mejora de gestión y de todos los
planes que tiene la industria desde el punto de vista del incremento de la
producción y mejora de su sustentabilidad. Es muy importante entonces la
presencia de entidades que puedan llegar eventualmente a generarnos
financiación para nuestras actividades. Básicamente, lo que necesita la
industria, diría que el know how lo tiene, tiene la gente,
tiene la responsabilidad y tiene el compromiso. Pero bueno, los elementos
claves son la financiación, la seguridad jurídica y obviamente el precio”.
Ploper declaró: “Se le expuso a los consultores del
BID que nos acompañaron en esta ocasión cuáles son algunos de los problemas que
presenta hoy la actividad sucroalcoholera, sus desafíos y metas enfocadas sobre
todo en la cuestión ambiental. Hay mucha preocupación por desarrollar una
actividad que sea sustentable”.
Y para hacer, fundamentó, hay que considerar todos los
parámetros ambientales que se ven afectados por esta actividad antrópica: “se
analizó lo que es la producción de bioetanol, qué hacer con el tratamiento de
alguno de los efluentes o bien subproductos, como le llamamos, de esta
actividad. Pudimos exponer, sobre todo del lado de la Estación Experimental
Agroindustrial Obispo Colombres, de que soluciones existen pero que requieren
inversiones. Estas inversiones, el sector productivo las viene haciendo en la
medida que puede, pero el financiamiento de estos organismos multilaterales de
crédito seguramente van a ayudar a concretar el objetivo”.