"Lo
que descubrimos fue que, las neuronas que nacen en el hipocampo del cerebro
adulto-- en este caso de un animal adulto-- tienen la capacidad para desestabilizar y
modificar una memoria que ya existía", explica el investigado Emilio
Kropff. El trabajo fue realizado por el Laboratorio de Fisiología y Algoritmos
del Cerebro y el Laboratorio de Plasticidad Neuronal / Foto: prensa
Investigadores de
Conicet en la Fundación Instituto Leloir (FIL) descubrieron que las neuronas
que nacen en un animal adulto son capaces de desestabilizar y modificar una
memoria existente -aunque pueden hacerlo sólo una vez-, lo que podría ser la
explicación acerca de por qué el cerebro sigue generando estas células a lo
largo de la vida para no perder esa capacidad de adaptación. El trabajo, que fue publicado recientemente en la prestigiosa revista
Cell Reports, fue realizado por el Laboratorio de Fisiología y Algoritmos del
Cerebro y el Laboratorio de Plasticidad Neuronal, ambos de la FIL.
El investigador explicó que "es bastante conocido que en el
cerebro de los mamíferos adultos no hay casi neuronas nuevas, sino que uno
tiene las que heredó del desarrollo".
"Sin embargo -continuó- hay unas pocas áreas del cerebro en donde sí se producen neuronas nuevas y
una de esas áreas es el hipocampo,
donde se generan las memorias cotidianas".
Kropff señaló que "ya se sabía que estas neuronas generadas en el
hipocampo están bastante relacionadas con la formación de memorias nuevas, pero
no se sabe exactamente qué es lo que hacen, cómo actúan, cómo se activan y cuál
es la consecuencia de esa activación".
La acción investigativa
Kropff explicó cuál fue el proyecto y trabajo de investigación que hicieron lo cual consistió en introducir tecnología que antes no existía en el país, que se llama optogenética.
El investigador sostuvo que eso “nos permitió estimular selectivamente un pool
de neuronas que habían nacido en una determinada semana y ver cuáles eran las
consecuencias de esa estimulación donde estas neuronas impactaban, que es el
área CA3 del hipocampo (donde se generan las memorias)".
Para esto, Kropff y su equipo hizo que ratones investigaran y exploraran un
espacio hasta que estuvieran muy familiarizados con él: "Lo que
pasa en ese momento… es que en CA3 se forman memorias y esas memorias tienen forma
de mapa. Esto quiere decir que cada neurona se activa en zonas específicas del
espacio y eso forma una especie de mapa", detalló.
Y siguió Kropff: "Lo que vimos es que, al
estimular las neuronas nuevas, al otro día esos mapas eran distintos, habían
cambiado. Además, observamos que es un proceso bastante largo que involucra que
estos mapas primero se desestabilicen y después vayan cambiando".
Otra observación
que realizaron es que "esto pasa en las neuronas cuando son jóvenes, es
decir, cuando están a la mitad de su proceso de maduración, pero esta capacidad
la pierden cuando maduran y también con el uso".
Según los investigadores, "el hecho de que la neurona pierda la capacidad de modificar el mapa del espacio después que ya lo hizo una vez, puede estar relacionado con que el cerebro esté todo el tiempo generando nuevas neuronas para poder mantener esa capacidad intacta".
Esa capacidad de las neuronas "jóvenes" se ha asociado a tareas que requieren discriminación "espacial fina", como, por ejemplo, recordar dos locales de ropa similares que visitamos o el poder encontrar dónde estacionamos el auto cada mañana.
Emilio Kropff, jefe del Laboratorio de Fisiología y Algoritmos del Cerebro de la FIL y uno de los autores del artículo / Foto: prensa
Un ejemplo para entender
Para comprender esto, Kropff brindó otro
ejemplo: "Si vas a una fiesta y conocés a cinco personas y dos años
después te las cruzás, quizás puedas recordarlas; si yo guardara la información
así como la percibo, lo que puede pasar es que se mezcle con memorias
anteriores porque las caras de las personas son más o menos iguales, entonces
yo necesito generar una representación distinta que la natural para que estén
bien separadas", describió.
Y continuó: "Este mecanismo de esas neuronas jóvenes podría jugar
un rol fundamental que es cambiar la representación 'natural' para generar una
distinta y gracias a eso poder tener una memoria específica de esta experiencia
y hacer que las memorias no interfieran unas con otras".
Kropff recordó que esta investigación es ciencia básica y como tal "las
implicancias que pueda tener en el futuro, hoy las desconocemos".
"Sin embargo -concluyó- entender cómo funciona nuestro cerebro puede tener
impacto en muchísimas áreas. En particular, el hipocampo es una de las primeras
áreas que son atacadas por la enfermedad de Alzheimer… entonces, entender cómo
funcionan estas redes neuronales es clave para después comprender cómo dejan de
funcionar".
Los otros autores del trabajo son Matías Mugnaini, del Laboratorio de
Fisiología y Algoritmos del Cerebro de la FIL; y Mariela Trinchero, Alejandro
Schinder y Verónica Piatti, los tres del Departamento de Fisiología, Biología
Molecular y Celular Dr. Héctor Maldonado de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales (UBA).
Fuente: Telam