¿LA PATRIA ESTÁ ENFERMA?

 


A juzgar por lo que leemos y escuchamos, un pedazo de la Patria pareciera estar enferma de odio, pero no contagia más que a aquellos que encuentra a su paso con las defensas de la democracia medio bajas.

Escribe: Rosana Herrera de Forgas

Como pueblo, a duras penas, y habiendo superado la peor de las tempestades, estamos intentando salir de la otra tragedia: la derecha exterminadora que en apenas cuatro años de gobierno macrista nos dejó como secuela un endeudamiento crónico. 

Ese mismo neoliberalismo que, reinventándose, ahora está empeñado en imponer por otros cuatro años, el símbolo que mejor acompañe su PROpósito: hacer negocios con “la nuestra” y le da igual que ese símbolo tenga una figura femenina que hable de “orden” o una masculina que hable de “casta”. La mujer torpe y el sujeto desquiciado son las dos caras de una misma moneda: la derecha que quita derechos.  

Porque aprovechando la extrema debilidad, fundamentalmente comunicacional, de un gobierno que elegimos (y que, aun naufragando, sigue vivo), se trata de cualquier candidato que vocifere que la culpa de todo la tiene la política y entonces contra ella (o ellos: los ka, según la dama de hierro) hay que ir en el discurso.  

Porque a pesar de la mejora en los indicadores macroeconómicos, de los éxitos en política exterior, de la obra pública, y tantos otros logros en cada una de las áreas de gestión, es imposible erradicar este clima social asfixiado por una inflación obscena que te aplasta las ilusiones de llegar a fin de mes. Y que te impide soñar, aunque se trate de sueños de cabotaje.  

Solamente el transcurrir de la historia nos va a permitir juzgar la gestión de Fernández con objetividad porque aún está sangrando la herida que nos propinara un virus monárquico y siguen latentes las consecuencias de una guerra ajena y de una sequía propia sin precedentes. 

La sociedad argentina podría analizarse como un paciente multisintomático, con un diagnóstico claro, con mal pronóstico, y con poco tiempo por delante si no elegimos bien la terapia.  

Hay 2 propuestas terapéuticas que nos ofrecen abordar los tres equipos de especialistas:                                                                                                                          

 ·         1 - continuar con las medidas que nos permitan superar el cuadro clínico hasta estabilizarnos, salir de la UTI, luego pasar a la habitación un tiempo hasta que nos den el alta y podamos empezar el tratamiento ambulatorio para recuperar masa muscular, apetito, entusiasmo, etc... y finalmente --luego de ese largo proceso de rehabilitación, guarecidos en el amor y los cuidados de los afectos-- empezar a reconstruir la calidad de vida que todos nos merecemos. Asumimos que el médico que nos va a conducir, no goza de toda nuestra confianza pero que pertenece a una escuela experta en emergencias, muy prestigiosa (a pesar de algunos “colegas”) que lo respalda. 

·           2 - Optar por un mismo tratamiento --que nos proponen dos personajes diferentes-- que implica abandonar todas las herramientas que nos brinda la ciencia y encarar una suerte de experimento colectivo sin ninguna garantía de recuperación. Más bien, todo lo contrario. 

Sólo hay que decir –respecto del punto 2-- que una de las expertas en cuestión ya formó parte del equipo médico que enterró a más de 20 argentinos en 2001 con el mismo tratamiento que ofrece hoy en nombre del orden y de la seguridad. Y que fue miembro del “mejor equipo de los últimos 50 años” que empezara a exterminarnos en 2015. Y que entre otras tropelías, fue cómplice de otras dos muertes en ese pasado reciente. Y que no se sostiene desde ninguna idea que honre la coherencia, el respeto y el amor por el enfermo porque, a la sazón, fue una de las que lo agravó. 

...Y que el otro experto es una persona con aparentes desórdenes psíquicos (o sino, muy bien simulados) que te ofrece romper todo: quirófano, farmacia, personal del hospital, ambulancia, etc, para erradicar a los causantes de esa enfermedad crónica por las que estamos consultando…pero que no nos da pronóstico y nos receta “medicamentos delirantes” que ya fracasaron en un puñado de países (no sin antes ponerlos de rodillas perdiendo la soberanía) y que además son absolutamente inviables aquí. Y que sólo se monta en la ira que te produce que te hayas enfermado “por culpa de la política”... de toda la casta política, pero que omite decir que él forma parte de ella.

La única diferencia de ambos especialistas de la misma propuesta terapéutica es que la mujer te dice que el germen es el kirchnerismo… y el hombre afirma que los gérmenes son el kirchnerismo y el macrismo. Ambos tienen el mismo financiador: el poder real con sus Magnetos, sus Macri, sus Brauns y sus Paganis: los verdaderos responsables de que no se llegue a fin de mes.

En manos de los responsables del enfermo/país o enferma/patria... va a estar la elección:

…o apuesta a que siga con vida y confía en que detrás de la primera propuesta hay un equipo con una larga trayectoria en la resolución de problemas de gran conflictividad social…

... u opta por lo “nuevo”, aunque han de saber que lo único que tiene de nuevo es que el grito de “que se vayan todos” es –ahora-- empuñado por jovencitos, que, votando por primera vez, posiblemente no sepan que realidad lo que están gritando es “que nos muramos todos”. Y otro tanto por sus papás y abuelos a quiénes la desesperación y la bronca le enmascaran los recuerdos.

Dura tarea le toca a esa familia el 22 de octubre...que es la fecha en la  que citaron para decidir el futuro de su pariente, que, desde luego, es su propio destino.

 

(*) La autora es farmacéutica, especialista en Comunicación en Salud, en Calidad de Vida en Relación a la Salud y en Políticas Públicas.


Fuente: https://www.sucesostucumanos.com/

Ilustración: https://www.losandes.com.ar/ 

Compartilo:

 
Copyright © Metropolitana 93.5 | La Autentica | Tucumán. Designed by ORUASI OddThemes | Distributed By ORUASI