Facundo Molares Schoenfeld, fallecido en el marco de
circunstancias que aún se están esclareciendo, fue uno de los extranjeros –en
este caso oriundo de Argentina– que decidió involucrarse en el conflicto sociopolítico
colombiano, al cual entregó 15 años de su juventud integrando las FARC.
Recientemente entrevistado por la agencia argentina Télam, Molares había
señalado que internarse en la selva colombiana siguiendo una causa le había
dado una “enorme alegría”. No obstante, respecto de esa elección, también
reconocía a este medio: "Duele el sacrificio. No es gratis, perdés todo.
Yo no tengo familia, hijos, casa, auto. Nada. Tengo 300 libros que son todos
mis bienes. Y un cepillo de dientes que cambio cada tres meses"
En tren de dar cuenta de las cosas que lo movilizaban en el sentido que él
eligió, Molares había agregado: "De pibe miraba los chicos comiendo la
basura y decía, ¿por qué? La gente viviendo en la calle entre cartones, ¿por
qué tiene que pasar esto?". Esas preguntas lo llevaron a buscar lo que
llamaba "cambios de raíz".
El origen de la militancia
Criado en la localidad bonaerense de José C. Paz, Molares Schoenfeld pasó allí
su infancia hasta que su familia decidió instalarse en Trevelin, Chubut, donde
terminó la escuela secundaria.
Sus propias inquietudes y la influencia de su padre Hugo – que durante la
dictadura militar atravesó las penurias propias de su rol como delegado de la
Asociación de Trabajadores del Estado (ATE)– lo incentivaron a volcarse a la
militancia política y sumarse a la Federación Juvenil Comunista.
"Hay un desencanto y
la juventud está siempre en búsqueda. Foto: Eliana Obregón.
"A los 18 volví a Buenos Aires. Viví con una chica, nos
separamos, trabajé de mozo, después no tuve laburo y tenía unos pesos
guardados. Había pasado el 2001 y dije 'otra crisis como esta no'",
recordó sobre la "combinación de cuestiones" que promovió su viaje a
Colombia, una decisión que, pese a todo, le "costó mucho".
A sus 25 años, Molares se contactó con un representante de las FARC que visitó
Argentina en 2002 y ese encuentro derivó en su viaje a la selva colombiana,
donde desempeñó tareas como organizador político, colaborador en la asistencia
a campesinos y en el armado de centros estudiantiles y del movimiento obrero.
El regreso a la Argentina
Molares regresó al país y se radicó en la casa de su padre, en la localidad de
Trevelin, donde intentaba rehacer su vida hasta que el 7 de noviembre de 2021
fue detenido por la Policía Federal a partir de una orden de Interpol, en base
a un pedido de arresto del Poder Judicial de Colombia.
El exFARC era acusado del secuestro del concejal Armando Acuña, ocurrido en
marzo de 2009 en el suroeste colombiano, y pasó casi ocho meses preso en la
Unidad Penitenciaria Federal Nº 6 de Ezeiza a la espera del veredicto del
juicio por su extradición al país cafetero.
El
joven militante, en sus días en la selva colombiana
"Los hechos por los que se me acusaba tenían que ver con el conflicto
armado y eso lo puede investigar sólo la JEP", recordó.
El viernes 8 de julio de 2021 los abogados de Molares fueron notificados por la
JEP de su rechazo al pedido de extradición, lo que provocó que el 29 de julio
del 2022 el juez federal de Esquel Guido Otranto ordenara finalmente su
excarcelación.
El inesperado final
Pese a que decidió volver a la Argentina y abandonar aquella lucha puntual, en
su charla con Télam, Molares aseguró que "en ningún momento" dejaría
la militancia política porque eso ya sería "traicionarse" a sí mismo.
"Empezar una fuerza política es muy difícil, cuesta. Con poca gente, pocos
cuadros y poca plata. No tenés nada firme a lo que asirte, pero vamos",
dijo Molares, que actualmente forma parte del Movimiento de Rebelión Popular,
un agrupamiento que se separó del Partido Comunista.
"Hay un desencanto y la juventud está siempre en búsqueda" había
comentado en oportunidad de la entrevista, sin imaginar el trágico final que
encontraría en la tarde de este jueves al pie del Obelisco, en pleno centro
porteño.
Fuente: Telam