Durante la segunda mitad de junio regresará a la Argentina el Skyvan PA-51 desde el que fueron arrojadas vivas al mar las Madres de Plaza de Mayo Azucena Villaflor, Esther Careaga y María Bianco. Cecilia De Vincenti, hija de Villaflor, contó a Télam los pormenores de la repatriación y cómo un avión usado en los "vuelos de la muerte" puede convertirse en un antídoto contra el negacionismo.
Por Daniel Giarone
El Skyvan con el que fueron arrojadas vivas al
mar doce personas secuestradas en la Escuela Mecánica de la Armada, entre ellas
tres fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, es utilizado en los Estados Unidos
para hacer paracaidismo.
La siniestra
asimetría, la de arrojarse al vacío con paracaídas y la de ser tirado con fines
de exterminio, acaba de ser reparada por el Estado argentino, que en la segunda
quincena de junio repatriará a la aeronave para transformarla en un símbolo de
memoria.
Las gestiones
para la repatriación del Skyvan PA-51 empezaron con el fin de la pandemia.
Cecilia De Vincenti, hija de Azucena Villaflor, recibió un llamado telefónico
de Mabel Careaga, hija de otra Madre desaparecida, Esther Ballestrino de
Careaga, en el que le propuso: “¿Y si empezamos a hacer las cosas para que el
avión vuelva?”
La persistencia, la memoria
Después de
aquel primer llamado, Cecilia y Mabel deciden ir a ver a Tati Almeida, quien no
duda en acompañarlas para pedir la repatriación. El grupo, al que se suma
Héctor Francisetti, marido de Mabel, recorrerá distintos despachos oficiales.
Incluso llegará con el pedido hasta el propio presidente Alberto Fernández.
Cecilia De Vincente, hija de Azucena Villaflor
“El mismo
día que se esparcieron las cenizas de Hebe (de Bonafini) en la Plaza de Mayo
-recuerda De Vincenti- tuvimos la reunión con el ministro de Economía, Sergio
Massa, que era la última puerta que nos quedaba por golpear. Mientras nosotros
hablábamos él leía lo que le habíamos llevado, la patente del avión y los demás
datos de los que disponíamos. Recuerdo que tenía el celular en la mano y de
golpe nos dice: el avión voló la semana pasada”.
“Denme una
semana y yo les confirmo por sí o por no. Y a la semana nos llamó y nos dijo
que sí. Después tuvimos dos reuniones. Quizás era quien menos conocía la
historia de nuestras madres. De hecho, se la tuvimos que contar nosotras. Pero
él lo tomó como parte de los derechos humanos, como parte de lo que había que
hacer, y lo hizó”, completa Cecilia. Finalmente el Estado argentino compró el
Skyvan PA-51.
“Denme una
semana y yo les confirmo por sí o por no. Y a la semana nos llamó y nos dijo
que sí. Después tuvimos dos reuniones. Quizás era quien menos conocía la
historia de nuestras madres. De hecho, se la tuvimos que contar nosotras. Pero
él lo tomó como parte de los derechos humanos, como parte de lo que había que
hacer, y lo hizó”, completa Cecilia. Finalmente el Estado argentino compró el
Skyvan PA-51.
¿Pero dónde estaba el avión? ¿Para qué lo
usaban?
“Seguía en
Estados Unidos, donde lo habían encontrado Ceraudo y Lewin, pero ahora en
Chicago. Y lo estaban usando para hacer vuelos para paracaidistas. Qué
tremendo, ¿no? Porque desde ahí tiraron gente durante la dictadura y ahora la
seguían tirando, pero con paracaídas”.
El Skyvan
PA-51 estará otra vez en la Argentina durante la segunda quincena de junio, una
vez que sus últimos dueños terminen de acondicionarlo. Es que el avión fue
adaptado para las diferentes funciones que cumplió después que fuera vendido a
una empresa estadounidense en los años 90: correo interno, tareas de riego, fumigación
y paracaidismo.
La Prefectura
Naval Argentina había comprado el Skyvan junto a otros cuatro, en 1971. Dos
fueron destruidos durante la Guerra de Malvinas once años más tarde y los
restantes se vendieron fuera del país en 1994.
“El nuevo
dueño, por ejemplo, le puso una puerta automática, que no tenía, y le sacó la
plaquita del número en la puerta. También le hizo parte del motor. Ahora están
terminando de restaurar todo lo que se pueda del modelo orginal para que pueda
volar de regreso. Lo demás se va a hacer acá”, cuenta De Vincenti.
Más allá del
aspecto de la aeronave, recuperarla tiene un fuerte valor simbólico. “Traer el
avión es importante porque sigue habiendo gente que niega la historia. El
secuestro de las Madres prueba todo: que hubo un plan sistemático, que se las
llevaron, que estuvieron en la Esma, que las tiraron vivas desde un avión, que
estuvieron como NN en el cementerio de General Lavalle, que pudimos recuperar
los cuerpos”.
“Tener el avión -agrega- es poder decir ‘acá te mostramos absolutamente todo’, porque acá estuvieron y este fue el avión que usaron en los vuelos de la muerte”.
¿Dónde está
el avión?
“El
fotógrafo italiano Giancarlo Ceraudo, que cubría los juicios por los Vuelos de
la Muerte, dice: si hay juicio, hubo vuelos, y si hubo vuelos, hubo aviones
¿Dónde están los aviones? Y junto a la periodista Miriam Lewin se propuso
encontrarlos”, relata De Vincenti a Télam.
Y eso
ocurrió en 2010, cuando Cerrudo y Lewin finalmente encontraron al Skyvan PA-51
en Florida, Estados Unidos. Era uno de los cinco aviones de ese tipo que la
Prefectura Naval tuvo durante la última dictadura y que fue utilizado el 14 de
diciembre de 1977 para arrojar con vida al mar a 12 personas, quien había
estado en cautiverio en la Escuela Mecánica de la Armada.
Entre
ellas a las cofundadoras de Madres de Plaza de Mayo, Azucena Villaflor, Esther
Careaga y María Bianco, y a las monjas francesas Alice Domon y Léonie Duquet.
Todas secuestradas a instancias del marino Alfredo Astiz, quien se había
infiltrado en las primeras rondas de las madres que buscaban a sus hijos y en
las reuniones que se realizaban en la Iglesia de la Santa Cruz.