Sociólogos, investigadores del Conicet, biólogos,
matemáticos y arquitectos contaron a Télam por qué ante un convocante evento
deportivo como lo es un Mundial de fútbol, la ciencia queda a un lado para que
se impongan supersticiones más ligadas al corazón que a la razón.
Científicos que se declaran ateos pero le piden
"al Diego que le dé fuerzas al Dibu" o que deciden ver el partido de
la Selección en tal o cual plataforma o sentado de cierta manera para ayudar al
éxito deportivo reflexionan sobre la práctica de las cábalas y señalan que
estas "respuestas al azar", que pueden ser consideradas "un
sesgo cognitivo", tienen "menos envergadura pero la misma
racionalidad irracional de una creencia religiosa".
Escribe: Julieta Colomer
"Estoy convencido
de que perdimos contra Arabia Saudita por mi culpa", dijo a Télam Pablo
Alabarces, escritor, sociólogo y licenciado en Letras por la Universidad de
Buenos Aires.
"Estaba en
Salamanca, España. Tenía que dar una clase y fui a un bar a ver el primer
tiempo. Argentina iba ganando 1 a 0 cuando tuve que cortar para dar la clase.
Los 15 minutos siguientes los vi en una notebook y Arabia hizo los dos goles.
Evidentemente la culpa fue mía", agregó entre risas.
Alabarces dedicó 30
años de su vida a analizar el significado cultural, social, económico y político
del fútbol, e "inventó" un tipo de pensamiento científico sobre este
fenómeno al que incorporó la dimensión pasional e identitaria presentes en toda
práctica social.
"Adoptar un
método científico riguroso no me priva de que en los 90 minutos del partido sea
un tipo cabulero, cuidadoso de fijarme dónde me siento o considerar qué pasa si
me cambio de lugar, con quién tengo que verlo y con quién no", comenzó
contando.
"Es perfectamente
válido que, como cientista social, diga que el mundo del fútbol es cabulero,
que analice por qué lo es, y explique en qué consiste la cábala, y por otro
lado, en los 90 minutos del partido, lo viva siendo parte de ese mundo. Son dos
cosas compatibles", aseguró.
"La cábala
pertenece al pensamiento supersticioso, que es tan antiguo como la humanidad.
Tiene menos envergadura pero la misma racionalidad irracional de una creencia
religiosa", apuntó el sociólogo.
Desde que empezó el
mundial Qatar 2022, el arquitecto e investigador del Conicet, Juan José
Gutiérrez y su novia, economista, desarrollaron una suerte de cábala orgánica a
la que le adjudicaron un sentido científico: "algo sucedió, lo
comprobamos, y a partir de ahí, tomamos la actitud de repetirlo",
afirmaron.
"Vimos el partido
contra México en la TV Pública a través de internet. Después de unos minutos,
se cortó la transmisión. Actualizamos con F5 y se volvió a cortar. Entonces
entramos a Fútbol libre y pusimos Direct TV. A los cinco minutos Messi metió el
primer gol. Nos miramos y dijimos: 'Listo. Tenemos que ver todo el mundial en
Direct TV'. No fue una cábala que nos propusimos desde el principio pero
resolvimos adoptarla", precisaron.
Para el biólogo
Sebastián Preliasco, "en la cábala existe un cierto empirismo, que no es
científico. La racionalidad de la cábala se basa en el pensamiento mágico, el
cual sostiene que las personas atribuyen poder a los objetos para incidir en la
realidad. La ciencia, al contrario de la religión, no asume que un Dios
gobierne el mundo, o que las personas tengan la capacidad de transferir poder a
los objetos para que incidan en la realidad, cosa que sí sostiene el
pensamiento mágico", reflexionó.
Y advirtió: "El
problema no es si el pensamiento cabulero es empíríco o no, sino cómo
entendemos las relaciones entre las cosas. En la ciencia en particular costó
mucho sacarse el Dios de adentro, pero a partir de observar las relaciones
entre los objetos, los dioses pierden centralidad en la explicación del sentido
de la vida. Aparece así el razonamiento deductivo", afirmó Preliasco.
Otro colega, el
biólogo Fausto Firpo, dijo no tener cábalas, e inclinarse por un empirismo
escéptico a partir de observar lo que acontece para luego intentar
comprenderlo, y preguntó: "¿Es posible reducir la cábala a la pretensión
de dominar el azar con un amuleto, por encima del alcance que tiene quien patea
al arco?".
Por su parte, el
matemático y docente de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de
Buenos Aires (UBA), Fernando Bifano, destacó: "La cábala en definitiva es
manipular el azar a nuestro antojo. Hay una necesidad de poder incidir en la
realidad y la gente la canaliza de ese modo", señaló.
Según Diego Golombek,
doctor en Ciencias Biológicas y divulgador científico, especialista en
cronobiología, "se trata de un sesgo cognitivo, es decir una forma con la
cual vemos el mundo que refiere a una dificultad para diferenciar entre causa y
correlación".
"Cuando te ponés
la camiseta al revés y gana Argentina, eso es una correlación. Es decir, a dos
cosas que pasan por absoluta casualidad, nuestro cerebro suele otorgarle
causalidad", agregó.
"Esa es la base
de las cábalas. Si vi el partido con fulano o comí tal cosa o me senté de tal
manera y ganamos, algo que es absolutamente azar y absolutamente correlación, a
esto nuestro cerebro le otorga causalidad y dice ´por la dudas lo voy a
repetir, porque si hay algo causal ahí yo no quiero ser el culpable de que no
se repita´. Aunque sepamos que es absoluto azar", explicó Golombek.
En tanto, "la
cábala es la respuesta al azar", enfatizó Preliasco.
"Es la respuesta
a la incertidumbre, a lo que no podés manejar, aquello que no está determinado
ni por tu esfuerzo ni por tu estrategia, sino que son contingentes que ocurren
en el juego que, de repente, dan vuelta el resultado. Eso es lo interesante del
juego. En el fondo se trata del modo en que nos involucramos y participamos, lo
que nos habilita a decir: ganamos, y no simplemente, ganaron", puntualizó
el científico.
A su turno, Gabriela
Sorda, arquitecta e investigadora en la Facultad de Arquitectura, Diseño y
Urbanismo de la UBA, dijo a Télam: "Soy atea, pero hoy en el partido
contra Países Bajos, lo llamé al Diego y le dije: 'bajá y dale fuerzas al
Dibu'. Sé que no es un pensamiento racional pero aparece, está ahí y tiene su
propia energía, y cuando esa energía se comparte colectivamente en una misma
dirección, tiene un efecto, produce algo que puede modificar la realidad",
indicó.
En ese sentido,
ratificó Bifano: "la dimensión colectiva de la cábala es lo que encuentro
interesante. Para identificarnos con algo o sentirnos parte de ese algo,
solemos repetir determinados rituales con otros y otras".
Por lo pronto, este
martes cuando juguemos contra Croacia, aseguró Golombek, "voy a ver el
partido en la TV Pública con todo el equipo de ´Noche de mente´ (el programa
donde este divulgador científico desarrolla sus columnas) y, obviamente, nos
vamos a sentar cada uno en el mismo lugar, vamos a comer exactamente lo mismo y
vamos a vestirnos de la misma manera, porque no hay ciencia que valga",
declaró entre risas.
¿Cuál sería el
problema de las cábalas, entonces?
Para Preliasco lo
sería si el pensamiento mágico con el que otorgamos poder a los objetos
"termine dominando nuestras prácticas y visiones del mundo".
"Que un
científico sea cabulero en el fútbol, no es un problema. El problema es si
manipula el tubo de ensayo confiándose a una cábala para obtener sus
resultados", concluyó.
Fuente: Telam