"El Eternauta", escrita por Héctor
Germán Oesterheld con dibujos de Francisco Solano López, alcanzó una
popularidad impensada en la Argentina. La edición de Planeta "con la
intención de optimizar su calidad visual, potencia y continuidad gráfica"
incluye retoques en las viñetas sin modificar el diseño y estilo del original.
Por Carlos Daniel Aletto
El Eternauta como correlato de
la argentinidad más oscura
"La narración de un desaparecido", el primer prólogo de esta edición, escrito por Saccomanno, contextualiza la situación en la que esa madrugada de 1957 el guionista de historietas es abordado sorpresivamente por un viajero del tiempo.
El autor de "Cámara Gesell" explica que hacía "dos años que los cazas de la Marina de Guerra bombardearon la Plaza de Mayo para derribar el peronismo, y además de cientos de hombres y mujeres mataron también chicos en un colectivo escolar. Hace un año también que el ejército fusilaba militantes de la resistencia peronista en un basural de José León Suárez".
"En ese 1957, un gobierno militar gobernaba con persecución y tortura mientras tanteaba una salida 'democrática'. Y Héctor Germán Oesterheld fundaba su propia editorial, 'Frontera', y en la revista 'Hora Cero Semanal' publicaba 'EI Eternauta'", sintetiza Saccomanno, quien vivía en Mataderos y tenía nueve años en ese momento y tenía prohibido acercarse al ropero del cuarto de sus padres donde se guardaban armas: "Todavía hoy me pregunto si tenía alguna conciencia de lo que significaba la violencia política, si la entreveía acaso en esa historieta que me mantenía en suspenso hasta la semana próxima", se cuestiona.
Oesterheld y su familia.
Sasturain describe que "El Eternauta" en principio, se trata claramente de dos historias ensambladas, "de dos fuentes de inspiración bien diferentes. Hay 70 páginas iniciales (varios meses de publicación) que tienen un claro disparador narrativo: la que llamaríamos 'la situación Robinson', un grupo humano aislado (no por el mar sino) por la muerte. Es la cuestión que a Oesterheld le interesó como desafío narrativo", señala el director de la Biblioteca Nacional.
"Todo y todos siempre adentro o alrededor de la casa. Bien teatral. Discusiones, pequeñas salidas, sacrificios, miserias y egoísmos, combates cruentos y miserables por la supervivencia -grafica-. Una de las ideas, uno de los segmentos más brillantes de la narrativa argentina".
"Con no menos intuición que
conciencia, Oesterheld asumió el riesgo intelectual que le planteaba su oficio.
Lo asumió con una entera y totalizadora voluntad narrativa al emplear un género
marginado, maldito para las elites: Guillermo
Saccomanno
Es una gran verdad porque el narrador solo sale de su casa asustado, venciendo al miedo, para proveerse o para cambiar por un lugar más seguro "y que no lo roben ni asesinen otros sobrevivientes". Las nuevas generaciones se apropiaron de esa imagen y la resignificaron en un combatiente.
Y Sasturain ve en la historieta que la "ideología combatiente (la lectura histórica del fenómeno solo aparentemente 'natural') no proviene del grupo inicial de Juan y sus amigos, sino de los no representados en el muestrario social del truco nocturno. Son los laburantes -el personaje emblemático es Franco el tornero- y el Ejército nacional". Tal cual.
Francisco Solano López: el
lápiz del clásico.
Por eso también en su brillante prólogo, Saccomanno se pregunta "por qué no leer el comienzo de su narración como un autorretrato doméstico. Podía acaso imaginar el guionista que su obra resultaría profética y en poco más de veinte años otra dictadura militar, la más tenebrosa y sangrienta de nuestra historia, arrasaría la armonía familiar que crispó la militancia: la desaparición de sus cuatro hijas, una de ellas embarazada, sus nietos y sus compañeros".
El autor de "Prohibido escupir sangre" y los cuentos de "Bajo bandera" dice que le cuesta escribir sobre 'El Eternauta' sin recurrir "a una estructura de sentimientos" y, supone, que también les pasa a los lectores contemporáneos "cuando vuelven a leer esa operación colonizadora que tanto se parece, en su metaforización, al imperialismo. Entreverando estos datos se explica por qué, más allá de su dimensión homérica, 'El Eternauta' alcanzó una popularidad que trascendería tiempo y espacio. Sus autores tienen, en el momento de la publicación, 38 y 29 años", describe Saccomanno.
La percepción ética de su
trabajo era también rigurosamente ideológica: Oesterheld sabía que aquellos
lectores de kiosco que seguían sus historias no tenían acceso a otra clase de
literatura. De ninguna manera condescendía a la demagogia en su narrativa":
Guillermo Saccomanno
Sasturain señala algo que suele soslayarse: "la historieta se llama 'El Eternauta' (eterno navegante del porvenir) pero lo que se cuentan no son sus aventuras como testigo de todas las épocas de la Humanidad, sino las de Juan (cualquiera: premonitoriamente) Salvo, un hombre común al que una máquina sacó de la Historia y que por eso puede deambular de ida y vuelta, narrar",
Saccomanno intuye que si el "Martín Fierro", un texto de la marginalidad de la gauchesca se plantea como la "gran novela fundante" de nuestra literatura, por qué no pensar que desde este otro margen "El Eternauta" sea su continuidad en el siglo XX.
"Con no menos intuición que conciencia, Oesterheld asumió el riesgo intelectual que le planteaba su oficio -agrega-. Lo asumió con una entera y totalizadora voluntad narrativa al emplear un género marginado, maldito para las elites. La percepción ética de su trabajo era también rigurosamente ideológica: Oesterheld sabía que aquellos lectores de kiosco que seguían sus historias no tenían acceso a otra clase de literatura. De ninguna manera condescendía a la demagogia en su narrativa".