El INSUGEO, Instituto Superior de Correlación Geológica, institución de doble dependencia
CONICET-UNT, cuenta con este espacio didáctico y de esparcimiento social único
en el NOA.
En este Parque Geológico y Paleontológico muestra el origen y la evolución
del sistema solar, de la tierra y de la vida; y promueve conocer más sobre las
riquezas naturales, el patrimonio geológico y la conservación ambiental.
Con esta inauguración
se cumplió el tan ansiado anhelo de los integrantes del Instituto Superior de
Correlación Geológica (INSUGEO, CONICET-UNT) y la fundación de su Parque
Geológico-Paleontológico, con epicentro en las yungas de Tucumán.
Se trata de un logro, no
sólo de quienes lo conforman y lo harán posible en entramado institucional sino
que además se trata de un logro que conjuga ciencia y turismo, y del cual se
beneficiará toda la sociedad que podrá acceder al conocimiento de las geociencias
con muestras estáticas y dinámicas sobre la evolución de la vida, del sistema
solar y de la tierra, y conocer además las riquezas naturales con las que goza
el Noroeste Argentino de un modo didáctico.
El predio del INSUGEO, y ahora también el parque temático se encuentra
asociado a la Reserva Experimental de Flora y Fauna de Horco Molle, al oeste de
la San Miguel de Tucumán y a orillas del piedemonte de la Sierra de San Javier.
En cuanto al geoparque, tendrá como propósito acercar a la comunidad
regional y local, a través de diferentes experiencias de carácter interactivo y
el recorrido guiado por circuitos específicos, la importancia de la geología en
la vida de las personas. “Es el ‘cimiento’ de todas las ciencias, a pesar de
que a veces esté olvidada desde lo mediático y lo social”, señala Guillermo
Aceñolaza, director del instituto de doble dependencia y principal promotor de
la gestión del espacio. Y suma: “entre otras cosas sirve de base para abordar y
poder explotar todos lo que son los recursos naturales de una manera
responsable”, haciendo mención, por ejemplo, al trabajo de extracción de
hidrocarburos en centrales térmicas que permite genera la electricidad que
utilizamos; y, por consiguiente, a la importancia que tiene poner el foco en la
conservación del medioambiente.
De hecho, una de las principales atracciones que estarán exhibidas en el
parque tiene que ver con un camión perforador -ya en desuso- cedido por
Servicio Geológico Minero Argentino (Segemar), y que sirve para ilustrar lo
dicho. Por eso, con estos ejemplos, el especialista demuestra que la geología
está inmersa por completo en “nuestra vida cotidiana”.
En referencia a la
reciente propuesta, “única en su tipo en el centro y norte del país”, el
director aclara que, si bien la inauguración se efectuará ahora, no estará
abierta de inmediato para las y los visitantes. “Estamos hablando con la
Facultad de Ciencias Naturales e IML, de quien somos parte y depende la reserva
de flora y fauna, porque la idea es capacitar a guías que ahí trabajan para
que, luego de que el público recorra el ´sector biológico´ de la reserva, el trayecto
culmine en el parque geológico-paleontológico”, pretende Aceñolaza.
A su vez, señala que el desarrollo de este proyecto de “turismo científico”
forma parte del programa presentado durante la Convocatoria 2018 a Proyectos de
investigación de Unidades Ejecutoras por parte del INSUGEO, orientado a poner
en valor el patrimonio geológico de la región de los Valles Calchaquíes del
NOA, y a volcar al medio social el conocimiento científico que permite
reconocer y entender los elementos y procesos geológicos que constituyen el
marco físico del desarrollo humano.
“Fósiles vivos” de plantas –supervivientes de la Era Paleozoica que
contemplaron los orígenes de la vida- en un pequeño lago artificial alojado en
la esquina noroeste del predio; a unos metros de allí, un Jardín de Rocas de la
región que datan de diferentes etapas geológicas, y que dan cuenta del vasto
patrimonio con el que cuenta el NOA desde hace millones de años; pasos al
costado, coloridos murales –ocho en total, pintados/grabados/tallados por
diferentes artistas con la implementación de múltiples técnicas- que reflejan
la evolución de la vida en la tierra y de los seres vivos hasta la actualidad.
Y hay más: a un lado del camino de ingreso al predio, un llamativo y mayúsculo
hueso a escala real. Se trata de la representación del fémur de lo que fue el Patagotitan
mayorum: “el dinosaurio más grande del mundo y que habitó nuestra Patagonia en
transcursos de la Era Mesozoica, revela Aceñolaza.
Asimismo, y casi en el
centro de la muestra, erguido, como queriendo arrojarse sobre una presa
indefensa se puede avizorar la silueta de un felino prehistórico que -en
expresiones del director del INSUGEO- “muchas personas desconocen que rondó por
Tucumán”: el tigre dientes de sable. “Y pensar que hace 10 mil años caminaba
por acá”, reflexiona. Enfrente de él, un objeto que a los ojos de cualquiera no
pasaría desapercibido: un reloj solar que demarca la hora, y que también se
compone, en su entorno, por una representación del Sistema Solar. “Sirve para
ver donde estamos parados como Planeta Tierra”, y dimensionar el tamaño que
tiene “nuestra casa” respecto al resto de los cuerpos celestes y de la
principal estrella: el Sol.
Como si esto fuera poco, los más chicos tendrán la posibilidad de rastrear
y completar los huesos de animales milenarios a través de la búsqueda de las
partes en un arenero, actividad que sirve como excusa y que sugiere el
acercamiento a un posible hallazgo de un paleontólogo o paleontóloga durante un
trabajo de campo.
Quienes puedan disfrutar de este geoparque una vez que abra a la comunidad, podrán toparse con esta amplia gama de iniciativas que se completa por la descripción de distintos aparatos que, con diferentes funciones, se encuentran dispersos a lo largo y ancho del establecimiento. Entre ellos, un riometro (para cuantificar la cantidad de absorción ionosférica de ondas electromagnéticas en la atmósfera), un magnetómetro (para cuantificar fuerza o dirección de la señal magnética y poder corregir, por ejemplo, problemas de aeronavegación), un sismógrafo (que mide en el subsuelo sismos provocados por los movimientos de las placas tectónicas) y un colector de lluvia (que permite analizar a través de estudios de isótopos, factores ambientales y atmosféricos del agua caída a un área determinada). Y que vale aclarar, todos operan en redes nacionales e internacionales para el estudio de los datos recolectados.
Fuente: https://lacritica.com.ar/