En el último tiempo el
papa Francisco dictó decretos y normativas para el funcionamiento de distintos
grupos católicos como la "Obra". Entre ellos uno que decide que su
máxima autoridad ya no será obispo.
Por Hernán Reyes Alcaide, Corresponsal en Roma
Con una serie de decretos pontificios, el papa Francisco reforzó en el último año y medio los controles y las normas que rigen el funcionamiento de los distintos grupos católicos que existen al interno de la Iglesia, con disposiciones específicas para algunos de los más reconocidos como el "Opus Dei" o "Comunión y Liberación" y otras más generales que buscan dinamizar el recambio en los vértices de esas estructuras.
El 'Motu Proprio' titulado "Ad charisma tuendum" (Para proteger el
carisma), publicado el 22 de julio y en vigencia desde el 4 de agosto,
dedicado al Opus Dei, es el más reciente de una serie de decretos con los que
el Papa busca redimensionar el rol de los grupos católicos en la
Iglesia y, al mismo tiempo, redefinir su relación con la estructura de la
Curia.
En líneas generales, el pontífice busca que los obispos de cada diócesis no
pierdan poder frente a los representantes de los distintos movimientos, al
tiempo que transparentar sus movimientos y ponerlos "en línea" con el
proceso de reformas en la Curia que se cristalizó con la reciente reforma
constitucional de Jorge Bergoglio, apuntaron fuentes vaticanas a Télam.
En el escrito de fines del mes pasado, el pontífice consideró
"oportuno confiar al Dicasterio para el Clero la competencia para todo lo
que corresponde a la Sede Apostólica en materia de Prelaturas personales,
de las cuales la única hasta ahora erigida es la del Opus Dei".
El Opus Dei dependía de la antigua Congregación para los Obispos hasta que la
nueva Constitución Apostólica, Prediquen el Evangelio, dictaminó en su artículo
117 que las prelaturas personales pasen a depender del Dicasterio para el Clero
a partir del 5 de junio, fecha de entrada en vigencia de la nueva Carta Magna.
La "Obra", como se conoce en ámbitos eclesiales al grupo conservador
fundado en 1928, conservará así la figura de "Prelatura personal" que
le confirió el entonces Papa Juan Pablo II con la Constitución apostólica Ut
sit.
La norma relativa al Opus Dei que entró en vigencia la semana pasada obliga al
grupo vinculado a sectores conservadores de la Iglesia a presentar, cada año
"al Dicasterio para el Clero un informe sobre el estado de la Prelatura y
sobre el desarrollo de su labor apostólica", en vez de cada cinco como
hasta ahora.
"Deseando, por tanto, salvaguardar el carisma del Opus Dei y promover la
acción evangelizadora que sus miembros llevan a cabo en el mundo, y debiendo al
mismo tiempo adaptar las disposiciones relativas a la Prelatura a la nueva
organización de la Curia Romana, ordeno que se observen las siguientes
normas", señala el Papa en su escrito de julio.
El léxico del pontífice para redimensionar al Opus Dei es similar al que usó
en 2021 para dictaminar una norma similar sobre uno de los grupos
católicos considerados más progresistas, Comunión y Liberación (CyL).
El 24 de septiembre pasado, el Papa dispuso intervenir con un delegado propio
las Asociación Memores Domini del Movimiento Comunión y Liberación "con el
fin de custodiar el carisma y preservar la unidad de los miembros".
En el caso de "CyL", tras el comisariado de los Memores Domini y la
dimisión del presidente Julián Carrón, el prefecto del ministerio de los
laicos, el cardenal Kevin Farrel escribió una carta severa al movimiento el 10
de junio pasado para facilitar la transición de un "sistema
hereditario" del carisma a un modelo "colegial o sinodal" del
mismo.
Es en el ámbito de los liderazgos en donde se inscribe otra de las novedades
del decreto papal sobre el Opus Dei, ya que a partir de la entrada en vigencia la
autoridad de la "Obra", conocida como prelado, ya no será obispo,
ajustando a la teoría lo que se da en la actualidad con Fernando Ocáriz, que no
ha recibido la ordenación episcopal.
Según fuentes vaticanas consultadas por Télam, la decisión se enmarca en una
postura del Papa para "reforzar siempre al obispo diocesano, que debe ser
la autoridad en el territorio por sobre los líderes de los movimientos
católicos".
De todos modos, recuerdan las fuentes, el creador del Opus Dei, san Josemaría
Escrivá, no fue obispo; y su primer sucesor, el beato Álvaro del Portillo, fue
ordenado obispo recién en 1991, tres años antes de su fallecimiento.
En el mismo marco que las disposiciones sobre el "Opus" y
"CyL", fuentes vaticanas recomendaron leer el decreto general con
fuerza de ley aprobado por el Papa en 2021 que regula la duración y el número
de mandatos de gobierno, con un máximo de 10 años consecutivos, en las
asociaciones internacionales de fieles, tanto privadas como públicas.
La norma alcanza, entre otros, a grupos considerados clave en la gestión de
migrantes como la Comunidad San Egidio y otras de perfil más conservador, como
el Camino Neocatecumenal.
El propósito del decreto del Dicasterio de Laicos, Familia y Vida fue entonces
promover "una sana rotación" en los cargos de gobierno, de modo que
la autoridad se ejerza como un auténtico servicio que se articule en la
comunión eclesial, graficó la norma entonces, con un lenguaje similar al de las
disposiciones específicas para el Opus y CyL.
El motu proprio también señala en uno de sus seis artículos que, en base a
estas modificaciones, los estatutos del Opus Dei "serán convenientemente
adaptados", a través de propuestas de la propia institución, pero que
deberá aprobar finalmente el Vaticano.
Según sus propios datos, actualmente unas 92.600 personas en todo el mundo
forman parte del Opus Dei, con una mayoría de mujeres entre los fieles (57% a
43%). El 57% de sus miembros está en Europa, el 34% en América, el 4% en
África, el 4% en Asia y un 1% en Oceanía.
Otro ejemplo de la mayor lupa vaticana sobre los movimientos de fieles fue la
decisión que tomó en mayo el obispo de Trier (Alemania), Stephan Ackermann, que
suspendió el proceso diocesano de canonización del fundador del movimiento de
Schönstatt. el padre Joseph Kentenich, a la espera de que se esclarezcan por
completo las acusaciones en su contra por abuso de monjas. Schönstatt, que
funciona como confederación de una docena de diversas comunidades y
asociaciones tiene 140.000 miembros y está muy extendida en 42 países de todo
el mundo.
Además de los casos más conocidos, hay por lo menos otras diez asociaciones o
movimientos de fieles que en el último año recibieron algún tipo de restricción
o sanción de parte del Vaticano. Las normas particulares para estos grupos
encuentran un punto en común en la carta apostólica del 1 de noviembre de 2020
Authenticum charismatis, que obliga a los obispos a consultar por escrito al
Dicasterio para el clero antes de una nueva fundación religiosa.
Fuente: Telam