Desafíos legales y patrimoniales. Un revelador informe de Naciones Unidas, publicado en 2017, recopiló estadísticas de 143 países y abarca al 97% de la población mundial de 60 o más años de edad.
Las
conclusiones son bastante contundentes: la tendencia es que la longevidad continuará
en ascenso y eso generará automáticamente que cada vez más personas tendrán una
etapa de vejez cada vez más larga, en la que tendrán que haber previsto
distintas cuestiones prácticas.
Entre
quienes viven en soledad, la situación de una persona de 60 años no es la misma
que una de 80, ya que la primera puede estar todavía generando ingresos por
tareas activas, y probablemente tenga menos gastos de salud y cuidado personal
que la otra.
“Una persona que vive sola a esa edad,
debe prever que sus ingresos y ahorros le permitan solventar sus gastos
generales de vida, salud y cuidado. A mayor edad, es probable que esos gastos
aumenten y que se vuelva más dependiente del cuidado o ayuda de terceros”,
explica Juan Cruz Acosta Güemes, director de SFI Servicios Fiduciarios.
El
referido informe de Naciones Unidas contiene segmentos estadísticos para la
región latinoamericana, según los datos que aporta cada país. Aunque las fechas
de dichos datos no son uniformes, sirven como punto de referencia comparativa.
Así, el porcentaje poblacional de gente mayor de 60 años
viviendo sola es, en:
- Uruguay (24,3%),
- Argentina (18,6%),
- Bolivia (18%),
- Brasil (13,3%),
- Perú (13,1%),
- Panamá (13%),
- Chile (11,6%),
- México (11,3%)
- Colombia (10,8%),
- Paraguay (7,9%) y
- Venezuela (7,7%).
Fuera
de esa región, en ese reporte cabe citar comparativamente a Estados Unidos con
25,1%, Italia (28,5%) o España (17,3%).
Hay
factores socioculturales que influyen en esta situación, ya que en algunos
países puede haber una costumbre más arraigada que en otros de llevar a esas
personas a vivir con miembros más jóvenes de su familia (como sus hijos). La
pandemia de coronavirus también ha tenido su incidencia pues la mortalidad
entre gente mayor ha acelerado los casos de viudez.
“Este problema no solamente afecta a la
persona mayor en sí, sino que sus familiares (de existir) y el Estado mismo
también deben tener muy en cuenta el tema. La persona afectada puede tomar
ciertas precauciones financieras y patrimoniales (por ejemplo, creando un
fideicomiso que administre sus activos sobre todo cuando no pueda valerse por
sí misma). Los familiares también deberían tomar las precauciones para el costo
y logística de la vida y cuidado personal de su pariente. El Estado tampoco
puede ignorar el fenómeno ya que la mayor longevidad incide en las
jubilaciones, pensiones y en los servicios de salud”, sintetiza
Acosta Güemes.
Parejas Convivientes
Tampoco
debemos ignorar el caso de parejas convivientes en esa franja de edad. Si bien
se tienen el uno al otro, es esperable que los gastos de cuidado y salud
también aumenten y la pareja deba hacer las previsiones correspondientes tanto
mientras ambos vivan como cuando la viudez afecte a uno de sus miembros.
Un estudio de la Universidad de Harvard, publicado en 2018,
revela que los hogares estadounidenses de una sola persona de 80 o más años de
edad aumentará drásticamente en solamente 20 años, esperando que pase de algo
más de 4 millones en 2018 a más de 10 millones en 2038.
Dicho reporte alerta que las personas en esa franja de edad ven
un incremento contundente en sus gastos de cuidado personal.
Los
informes que hemos citado señalan un problema existente, y su tendencia
inexorable a crecer en las próximas décadas.
¿Qué recaudos deben tomarse para una persona mayor que vive sola?
“Las consultas que más frecuentemente
recibimos son de la propia persona o pareja interesada. Nos piden ayuda no
solamente para asegurarse que su patrimonio les rinda hasta el último día de su
vida, sino para ordenar sus asuntos cuando ya no estén vivos. ¿Sobre qué nos
consultan más? Fideicomisos y testamentos, porque les preocupa evitar
conflictos familiares”, revela el director de SFI Servicios
Fiduciarios.
Está
en manos de los propios interesados, de sus familiares y de los Estados utilizar
las mejores herramientas disponibles para tratar el impacto de un problema tan
real como inevitable, y que afectará a cada vez más personas en el futuro
inmediato.
Fuente: mg.hrc-consultora.com