Los triglicéridos son un tipo de grasa que se encuentra en la sangre. Cuando uno come, el cuerpo convierte todas las calorías que no se necesitan en triglicéridos, entonces si se ingieren más calorías de las que se queman, los triglicéridos son altos. Esto puede aumentar el riesgo de padecer una enfermedad cardíaca.
Por Jorgelina Latorraga
Los triglicéridos son el almacenamiento de grasa o lípido en el cuerpo que también circula en la sangre en partículas redondas que se llaman lipoproteínas, por lo cual se puede medir.
Según el Instituto Nacional del Corazón,
Pulmón y Sangre, hay dos niveles típicos de triglicéridos sanguíneos en
ayunas. El primero es inferior a 75 miligramos por decilitro (mg/dl) para niños
menores de 10 años. El segundo es inferior a 90 mg/dl para niños mayores de 10
años y adultos. Puede variar para embarazadas.
Cuando este valor se mantiene constantemente en 150mg/dl o más (en ayunas), se
considera que la persona presenta hipertrigliceridemia o tiene los TG altos
(triglicéridos altos).
Esto puede ser genético y en ese caso, se lo llama hipertrigliceridemia
familiar. La diferencia es que en este
caso no es modificable pero sí es importante no sumarle malos hábitos que
empeoren la situación.
Podemos consumir directamente los triglicéridos de los cortes grasos de las
carnes y algunos productos como manteca, crema, aceites, aunque los TG en
nuestra sangre suelen subir cuando hay un exceso de calorías, aportados por
alimentos que suben las glucemias, tales como las harinas refinadas, los
alimentos procesados, o altos en azúcares y el alcohol.
Sabemos que, si nuestro cuerpo detecta este exceso y no hay un gasto energético
en un tiempo prudente, esta glucosa en sangre se convertirá en grasa (reserva).
Esto ocurre independientemente del peso corporal total.
También sabemos que hay un límite para una reserva protectora y luego vienen
las consecuencias de tener tantas lipoproteínas circulando (reservas) que sería
como si saturáramos un sistema y en consecuencia pueden aparecer problemas
metabólicos como la resistencia a la insulina, obesidad con todas sus
consecuencias pro-inflamatorias, pancreatitis, diabetes tipo 2, y enfermedades
cardiovasculares porque nuestra sangre no está "fluida".
Una vez más, la alimentación saludable y el ejercicio pueden prevenir este tipo
de problemas pero a diferencia de la prediabetes, o las glucemias alteradas, la
hipertensión, el colesterol alto que están en relación directa con el peso, en
el caso de los TG altos, no es tan directamente proporcional y se hace
imprescindible revisar la calidad de lo que comemos y cantidad de lo que
tomamos.
La Asociación Americana del Corazón recomienda:
* Reducir el consumo de alcohol: lo
recomendado es vino tinto de buena calidad, 350cc por semana para mujeres
y 750cc para hombres.
* Limitar el consumo de azúcares: tener
en cuenta que la miel y el
azúcar mascabo también influyen y el azúcar se encuentra en bebidas,
infusiones, mermeladas, yogures, productos diet y lógicamente en postres,
helados, facturas, galletitas dulces, etc.
* Controlar los carbohidratos a un 50 a
60% de las calorías totales: esto significa que se deben controlar las harinas, sobre todo las
refinadas, que se encuentran en las empanadas, pizzas, tartas, panes,
galletitas fideos, pastas. La idea es consumir la cantidad recomendada: es decir, una cuarta parte del plato
es saludable y solo ocasionalmente consumir el plato entero de harinas
(Ejemplos: plato entero: 4 empanadas, 20 ravioles, 3 porciones de pizza, 4
rapiditas, 3 porciones de tarta o 2 con tapa, 20 piezas de sushi, guiso de
lentejas o arroz o fideos con pollo).
* Elegir carbohidratos con fibra o
enteros, como la quinoa, la avena, el arroz integral, las harinas
integrales (que son diferentes al salvado) y cocinar de manera casera.
* Limitar las preparaciones con grasa,
evitando las frituras, el agregado de crema de leche, manteca y quesos a los
rellenos
* Aumentar las grasas saludables
presentes en los frutos secos, palta
y sobre todo pescados grasos como atún, trucha, salmón, sardinas, que
contengan omega 3.
* Incorporar semillas, (chía, lino)
y legumbres como guarniciones habituales en nuestro plato saludable.
Jorgelina Latorraga es licenciada en Nutrición (MN
4283). Jefa del servicio de alimentación y nutrición del sanatorio Finochietto.
Integra el equipo médico de Wellness de ASE (Obra Social de Personal de
Dirección Acción Social de Empresarios).
Fuente: Telam