Desde hace cuatro décadas, se convirtió en vox populi la noción de que la prohibición de la dictadura a difundir música en inglés durante la Guerra de Malvinas supuso un espaldarazo para el rock argentino. Sin embargo, una mínima exploración de la ocurrido en la época y la lectura que hacen los actores que formaban parte de la industria del entretenimiento en esos días, lo ponen en cuestión.
Por Hernani Natale
Desde hace 40 años, una visión distorsionada convirtió en vox populi la
noción de que la prohibición de la dictadura cívico militar a difundir en los
medios de comunicación música en inglés durante la Guerra de Malvinas
supuso un espaldarazo para el rock argentino, que cristalizó en la
gran explosión creativa y el crecimiento exponencial que tuvo el género desde
entonces y en los años siguientes.
Los recuerdos de la época de emisoras en donde sonaban a toda hora canciones
que poco antes habían sido censuradas o la presencia de artistas que habían
tenido que exiliarse para escapar del régimen; las tapas de revistas que
hablaban de este resurgimiento artístico o las difusas imagen del polémico
Festival de la Solidaridad Latinoamericana parecieran corroborar una suerte de
extraña sociedad entre víctimas y victimarios culturales.
Sin embargo, una mínima exploración de la ocurrido en la época y la lectura que
hacen los actores de diversos sectores que formaban parte de la industria del
entretenimiento en esos días, dan cuenta de que se ha magnificado una
medida transitoria puntual para subestimar el rol jugado por el rock
argentino en pleno conflicto bélico.
Miguel
Cantilo y Jorge Durietz.
En tal sentido, el veredicto es claro. La dictadura quiso sacar provecho de un
movimiento que gozaba de popularidad en los más jóvenes, capitalizar esa
alianza incondicional entre público y artistas, pero hubo una inversión de
roles y fueron esas características las que conformaron parte del coro
generalizado que reclamaba el fin del régimen.
"La toma de Malvinas no le dio a la música popular un empujón ni un
beneficio que no se hubiera estado ganando desde meses atrás", advirtió a
Télam Miguel Cantilo, uno de los tantos músicos censurados, empujados al
exilio por el régimen, cuyas canciones, sorpresivamente, volvían a sonar con
insistencia en radios y era convocado por los medios de comunicación.
"Yo creo que el gobierno militar intentó capitalizar algo que estaba
sucediendo en la cultura que era muy notorio, que era la reaparición de una
música que ellos mismos habían prohibido y censurado. Pero en realidad
no fue mucho lo que le brindó uno al otro, porque el rock nacional no se
benefició. Más adelante, se fue ganando un espacio en la cultura cada vez
mayor, pero no hay que equivocarse porque hay una idea que viene de una
falacia, de un astigmatismo histórico de ver las cosas en desorden",
añadió el artista.
"La toma de Malvinas no le dio a la música popular un empujón ni un
beneficio que no se hubiera estado ganando desde meses atrás" - Miguel
Cantilo
Acaso, la gran confusión histórica surgió el 2 de abril de 1982, cuando se
inició el intento de recuperar por la fuerza la soberanía sobre las Islas
Malvinas, hubo una "sugerencia" de los jerarcas militares a los
medios de difusión para que eliminara de sus respectivas programaciones la
música cantada en inglés y se priorice a artistas locales.
Eduardo Gudiño era operador en Radio del Plata, la emisora más importante de
música joven antes de la explosión de las FM, y recordó a pedido de esta
agencia lo ocurrido en aquellos días: "En las radio sucedió un cambio
fundamental con respecto a la música que se emitía. Todos los responsables de
las radios decidieron no pasar música en inglés para que solamente se pase
música en castellano", evocó.
El
Festival de la Solidaridad Latinoamericana, realizado en mayo en la parte
descubierta del Estadio Obras.
"En Radio del Plata, el musicalizador en aquellos tiempos se llamaba Juan
Costa, secundado por Miguel Ángel Amaya, el cual me pasó mucha data de la
música que se pasaba, que era el 80 por ciento en inglés, así que no contaban
con el material suficiente de música en castellano. Cuando le comentó al
gerente artístico, Horacio Maurette, que no disponía de 24 horas de música en
castellano, le respondió que allí solo se iba a pasar rock nacional",
añadió.
Así fue que, según su testimonio, se empezaron a desempolvar algunas
canciones y artistas que habían estado prohibidos hasta entonces,
entre los que destaca "Que sea el sol", de Miguel Cantilo y Jorge
Durietz grabado en 1974; y "Soy paz, soy pan, soy más", de Piero,
entre otros.
"Nunca pensamos que estábamos ganando algo, sino que estábamos
aprovechando esta rendija que abrieron estos tipos. Tratamos de no quedar
pegados con los tipos pero sacar el mayor rédito posible" - Juan Manuel
Cibeira, jefe de redacción de la revista Pelo
A tono con los tiempos que corrían, la revista Pelo, la de mayor tirada e
historia entre las publicaciones jóvenes, lanzó en esos días un número con una
portada en donde en medio de una gran bandera argentina se leía la frase "La
hora del rock nacional", acompañada de fotos de artistas locales, como
Charly García, Cantilo, Ricardo Soulé, Nito Mestre y Dulces 16, entre otros.
Su jefe de redacción, Juan Manuel Cibeira, remarcó ante Télam: "Nunca
pensamos que estábamos ganando algo, sino que estábamos aprovechando esta
rendija que abrieron estos tipos. Tratamos de no quedar pegados con los tipos
pero sacar el mayor rédito posible".
En tal sentido, tanto Cibeira como Cantilo subrayaron la
"desconfianza" ante las caricias que la dictadura le hacía a todo el
movimiento del rock argentino.
Miguel
Cantilo: "La toma de Malvinas no le dio a la música popular un empujón ni
un beneficio que no se hubiera estado ganando desde meses atrás".
"Los músicos tenían sus reservas -corroboró el periodista-. De las charlas
que teníamos todos, estaban de acuerdo que lo más lógico, lo mejor era sacar
partido de esta situación. No cantar loas ni agradecer al gobierno militar
porque prohibió la música en inglés, sino porque era la hora del rock nacional.
El rock argentino tenía mucho material que no llegaba a las radios y de repente
empezó a aflorar".
Precisamente, la necesidad de ocupar 24 horas de programación con música
cantada en castellano provocó, por un lado, que muchos artistas que
estaban en las orillas del género fueran considerados como parte del rock
argentino, como ocurrió con Sandra Mihanovich, el Dúo Candela o el propio
Piero. Pero por otro, hubo un terreno fértil para nuevas expresiones que
se venían cultivando en un circuito alternativo.
Al respecto, Gudiño recuerda cómo comenzaron a llegar a Radio del Plata algunas
cintas con material de Miguel Abuelo que iba a ser parte del repertorio de Los
Abuelos de la Nada; otras de una formación llamada Ring Club que enrolaba a los
futuros Twist y a Miguel Zabaleta, entre otros. De hecho, el operador fue el
primero que puso al aire en una radio una canción de Los Redondos, cuando se
programó "Superlógico" en el programa "9PM", que conducía
Lalo Mir.
"La idea era juntar cosas para los chicos que estaban en Malvinas pero
después nos dimos cuenta que fue una gran mentira más" - Peter Deantoni,
manager
En lo que sí hubo unanimidad fue en la idea de prestar asistencia
material y apoyo a los combatientes, lo cual tuvo su momento culminante en
el Festival de la Solidaridad Latinoamericana, realizado en mayo en la parte
descubierta del Estadio Obras.
La realización del encuentro solidario estuvo a cargo de los tres productores
más importantes de la época: Daniel Grinbank, Alberto Ohanian y Pity
Irrunigarro. El histórico mánager Peter Deantoni, quien trabajaba con Grinbank,
reconoció a Télam que "la idea era juntar cosas para los chicos que
estaban en Malvinas pero después nos dimos cuenta que fue una gran mentira
más".
"Todo el mundo le puso tantas ganas, fue algo que se hizo con tanto amor,
que no se sintió el esfuerzo. Y aunque después las cosas recaudadas
aparecían en cualquier lado, lo que rescato es la unidad que hubo. No
fue poco lo que hicimos. Siempre hubo confraternidad y una unión entre
nosotros", remarcó Deantoni.
"Éramos un instrumento del público a través de nuestras canciones, atravesados por esa energía poderosa que nunca volví a sentir tan concretamente" - Miguel Cantilo
Y aceptó: "La música es un lenguaje universal. No tiene nada que ver la
prohibición de una música porque cantan en inglés, pero eso vino bien porque
hubo difusión en medios que de otra manera no hubiera habido. Pero fue
'nefastísimo' todo. Toda prohibición es un retroceso y la guerra es un negocio
para pocos, no le sirve a nadie."
Cantilo y Cibeira rescataron que tanto en el festival como a lo largo de todo
ese proceso, no hubo manifestaciones de los rockeros en favor de la guerra; por
el contrario, abundaron los mensajes de paz en canciones y expresiones.
"A mí me marcó profundamente como individuo esa etapa, como ser humano y
como artista. Hubo un Obras lleno poco tiempo después y de los cuatro costados
se gritaba `se va a acabar la dictadura militar´. Ese sonido, ese pulso
emocional me marcó para el resto de mi vida. Fue un hito. Éramos un instrumento
del público a través de nuestras canciones, atravesados por esa energía
poderosa que nunca volví a sentir tan concretamente", remató el músico.
Fuente: Telam