En mayo de 1969, la dictadura imponía una política de congelamiento de salarios y derogaba la Ley del "sábado inglés". La respuesta del movimiento obrero de la izquierda y del peronismo fue con un paro que escalaría en levantamiento popular, que haría tambalear a Onganía y generaría la salida inmediata del ministro de Economía.
Dirigentes sindicales de la izquierda clasista y el peronismo llevaron a cabo hace 53 años "El Cordobazo", una huelga con movilización que ganó las calles de la capital de la provincia mediterránea y que desembocó en un estallido social que hizo tambalear a la dictadura militar encabezada por Juan Carlos Onganía.
En mayo
de 1969, el descontento popular contra el régimen militar
-instalado en el gobierno tres años antes tras el derrocamiento del presidente
radical Arturo Illia- comenzó a manifestarse con
huelgas y marchas en las ciudades más importantes del país.
El gobierno de Onganía, además de restringir las libertades públicas,
imponía una política de congelamiento de salarios de
la mano del ministro de Economía Adalbert Krieger Vasena,
por la que se derogó la Ley del "sábado
inglés", una medida que establecía que cada hora trabajada
después de las 13 de ese día debía pagarse doble.
En Córdoba, por esos años el centro de la industria automotriz y metalmecánica,
el rechazo a la cancelación de ese beneficio, se hizo generalizado y, a
pesar de las divisiones, el movimiento obrero alcanzó
rápidamente un acuerdo para realizar una huelga general.
De esta forma, Agustín Tosco -dirigente
de Luz
y Fuerza enrolado en la izquierda clasista y referente de la
CGT de los Argentinos- acordó con Elpidio
Torres (Smata) y Atilio López (UTA)
-ambos de extracción peronista- la
realización de un plan de lucha.
El 16 de mayo, los
trabajadores realizaron un paro por 24 horas a la dictadura que imponía una
política de congelamiento de salarios de la mano del ministro de Economía
Adalbert Krieger Vasena, por la que se derogó la Ley del "sábado
inglés".
El viernes 16 de mayo, los trabajadores
realizaron un paro por 24 horas con
alto acatamiento, y la respuesta del gobernador de facto, Carlos Caballero, fue
decretar un aumento salarial para la Policía.
En un plenario celebrado el miércoles 21 de mayo, los
dirigentes gremiales redoblaron la apuesta y convocaron a un paro
activo de 37 horas que se iniciaría a
las 11 del 29 de ese mes en curso.
Esa mañana de jueves, la capital cordobesa amaneció sitiada por la Policía, que
se apostó sobre los puentes ubicados sobre el río Suquía.
Los primeros choques ocurrieron en torno a los puentes sobre la cañada del
Suquía, y, cerca de las 13, la Policía no pudo contener la
movilización que, a pesar de los gases lacrimógenos y las
ráfagas de FAL, rebasó los bloqueos.
Ante esta situación, Onganía ordenó al Tercer Cuerpo de
Ejército retomar el control de la capital mediterránea, lo
que pronto se concretó con aviones de la
Fuerza Aérea sobrevolando la ciudad.
Si bien el Ejército evitó el combate nocturno, retomó barrio por barrio el
control de la ciudad de Córdoba en las primeras horas de la mañana del viernes
30, mientras dispersaba a los últimos grupos de manifestantes.
La respuesta del
movimiento obrero de la izquierda y del peronismo respondía con un paro que
escalaría hasta hacer tambalear a Onganía y generaría la salida inmediata del
ministro de Economía. / Foto Archivo
Tosco
fue detenido en la sede de Luz y Fuerza y se lo sometió a un Consejo de Guerra,
que lo condenó a 8 años de prisión, al igual que a Torres, a López y a otros
dirigentes.
Sin embargo, tras 17 meses de prisión,
todos los dirigentes detenidos recuperaron la libertad y volvieron a Córdoba
para retomar la actividad sindical.
En términos políticos, la consecuencia inmediata significó la pérdida de
legitimidad de Onganía, que se manifestó con la renuncia del ministro Krieger
Vasena, el 4 de junio, menos de una semana después del "Cordobazo".
Fuente: Telam