Salió en bicicleta en noviembre de 2020 desde Puerto Vallarta, cruzó decenas de fronteras, se hizo incontables test de coronavirus y después de más de 12.000 kilómetros, Carlos Trujeque Navarrete, de 27 años, llegó este martes a la "La Feliz".
Después de pedalear más de 12.000 kilómetros, pinchar tantas veces que perdió la cuenta, Carlos Trujeque Navarrete, de 27 años, llegó este martes a su destino final, Mar del Plata, para encontrarse con Agustina, su novia argentina.
Tras cubrir el tramo final de 60 kilómetros desde la localidad vecina de
Coronel Vidal, el joven mexicano ingresó en el mediodía de este martes
por la ruta 2, donde lo esperaba Agustina, la chica marplatense a la que
conoció años atrás durante un intercambio en España.
Acompañado por un grupo de ciclistas locales que lo esperaba en el ingreso
a la ciudad, completó la travesía en La Rambla, con los tradicionales lobos
marinos de José Fioravanti como bandera a cuadros.
Trujeque Navarrete concretó, así, la misión que se fijó casi un año atrás,
cuando decidió cruzar Latinoamérica de punta a punta en su mountain bike para
encontrarse con la joven estudiante de kinesiología con la que había iniciado
una relación cuando se conocieron en la universidad de Málaga, en 2016.
La relación
Luego de tres años de noviazgo a distancia, el joven tomó en plena pandemia la
decisión de romper la barrera geográfica, aunque tuviera que atravesar ríos,
montañas, salares y decenas de puestos fronterizos para lograrlo.
Estudiante de administración de empresas y ciclista aficionado, inició su viaje
el 1 de noviembre de 2020 desde Puerto Vallarta, ciudad del estado de Jalisco,
en la costa del Pacífico mexicano, y narró su aventura en sus redes sociales,
donde compartía -además- imágenes, anécdotas e imprevistos del viaje.
¿Cómo surgió el plan de viaje?
"El plan original era cubrir el trayecto en cinco meses", recordó,
pero los cierres de fronteras por la pandemia, las dificultades de un recorrido
lleno de desniveles y cambios de clima, y la falta de dinero estiraron el plazo
a más del doble de tiempo.
"Ahora mismo estoy como flotando, muy cansado, pero es como si todavía mi
cuerpo no lo registrara del todo por la emoción", dijo a Télam apenas
entró a Mar del Plata.
Según comentó, fue "un viaje increíble", realizado por tierra excepto
en el cruce desde Panamá hasta Colombia, en el que tuvo que subir la bicicleta
a un avión para cruzar una frontera selvática y pantanosa.
En suelo colombiano tuvo, además, una de las situaciones más complicadas del
recorrido: "Me golpearon unos hinchas de Atlético de Medellín porque por
los colores de mi gorra creyeron que era hincha de Nacional, y terminé en una
seccional policial".
Tras tres años de noviazgo, el joven tomó la decisión de
romper la barrera geográfica y la distancia, en plena pandemia (Foto Diego
Izquierdo)
La travesía incluyó, además, algún robo en
el camino, tramos en los que se quedó sin plata y otros en los que le rezó a
Dios para pedir un poco de ayuda.
Tuvo que vender parte de su equipo, pequeños souvenirs y llaveros por Instagram
para sumar fondos, pero nunca tuvo en duda que llegaría a Mar del Plata.
"En cada pueblo, desde las montañas de Ecuador o Jujuy, la selva de
Guatemala, hasta en las costas de Perú, mucha gente me ayudó y me alentó.
Siempre me ofrecieron un plato de comida o un lugar donde pasar la noche, y así
pude avanzar kilómetro a kilómetro hasta llegar", relató.
También recibió ayuda de amigos y de donantes anónimos de distintos países, a través de una cuenta en un portal de crowfunding para quienes quisieran colaborar con dinero.
Cumplido el objetivo de reencontrarse con su novia marplatense, aseguró que
dejará atada por un tiempo la bicicleta, para quedarse "al menos un año en
la Argentina, a ver qué oportunidad aparece", concluyó.
Fuente: Telam