El pacto logrado por los ministros de Finanzas de los países más industrializados del mundo busca construir un campo de juego equilibrado para las empresas con presencia global, como Amazon, Google o Facebook. Para el gobierno argentino se trata de un "paso positivo" pero con un tasa muy baja.
Por Miguel Ángel Rouco
Los
ministros de Finanzas del G7 -que agrupa a Canadá, Estados Unidos, Japón,
Francia, Alemania, Italia y Reino Unido- alcanzaron el sábado un acuerdo para
fijar las bases de un nuevo sistema fiscal internacional, mediante la
instauración de un impuesto mínimo global del 15% para
las grandes corporaciones multinacionales.
El ministro de Finanzas británico, Rishi Sunak, confirmó el pacto logrado por
los ministros reunidos en Londres, y explicó que busca construir un campo de juego
equilibrado para las empresas globales.
En este sentido, destacó que “tras años de debate, los ministros de Finanzas
del G7 han alcanzado un acuerdo histórico para la reforma
del sistema fiscal global para que se ajuste a la era digital global",
según informó la cadena británica BBC y reprodujo DPA.
La iniciativa es "para ajustarse a la era digital global, pero sobre todo
para garantizar que las empresas adecuadas paguen los impuestos adecuados en
los lugares adecuados y ese es un premio enorme para los contribuyentes
británicos", sostuvo Sunak.
Guzmán: entusiasmado, aunque hubiese preferido un "mínimo" mayor
El
ministro de Economía,Martín Guzmán,consideró que el acuerdo alcanzado por el G7
es "un
paso positivo para atacar la elusión impositiva de las multinacionales que
debilita a los Estados Nacióny atenta contra el desarrollo de
los pueblos".
El ministro celebró el compromiso al comentar un tuit de Télam,aunqueadvirtió
"cuidado: la tasa mínima probablemente también será la tasa máxima. Y 15%
es muy poco".
A pesar
de que el G7 no tiene un papel formal en el proceso de discusión de la nueva
fiscalidad internacional, un pacto en el seno de este grupo supondría un poderoso
impulso para alcanzar un acuerdo en las negociaciones formales que se están
desarrollando al respecto en el G20 y en la OCDE.
La propuesta del Presidente Joseph Biden para sancionar un impuesto a las
ganancias del 15% para las grandes corporaciones, persigue el doble objetivo de frenar
la fuga de las rentas a terceros países y por otro lado financiar proyectos de
infraestructura.
La iniciativa de Biden pretende dejar de lado los planes para aumentar las
tasas impositivas corporativas hasta un 28% y, en cambio, sancionar una tasa
impositiva mínima del 15% destinada a garantizar que todas las empresas paguen
impuestos en el país, según manifestaron fuentes de la Casa Blanca a medios
internacionales.
Este proyecto apunta a una doble negociación. Por un lado, Biden busca que la
iniciativa, con una menor tasa de imposición, sea un atractivo para los
legisladores republicanos y permita aprobar los planes de la Casa Blanca para
financiar sus proyectos de infraestructura.
Por otro lado, el mandatario norteamericano buscará el apoyo de sus pares del
Grupo de los 7 durante las próximas negociaciones que se celebrarán la próxima
semana en Londres, del 11 al 13 de junio.
En principio, la iniciativa planteada en el G7 ha permitido desbloquear las
negociaciones por un impuesto extraordinario que estaban estancadas desde hace
tiempo.
Impuesto extraordinario por la pandemia
Paralelamente,
en París, en el marco de una convocatoria realizada por la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), se está
debatiendo la aplicación de un impuesto extraordinario a las grandes
corporaciones para poder financiar los gastos derivados de la pandemia de
coronavirus.
La propuesta Biden busca terminar con la carrera de las empresas por tributar
en los países con impuestos bajos.
Las negociaciones fiscales en París se centran en dos pilares: uno es un mínimo
global para evitar que
las empresas multinacionales utilicen complejos esquemas legales y contables
para trasladar
las ganancias a países con impuestos bajos donde hacen
poco o ningún negocio. El segundo es encontrar una manera de gravar
a las empresas, en particular las grandes tecnológicas que
pueden obtener beneficios en países donde no tienen presencia física y,
por lo tanto, no pagan impuestos.
Otro de los objetivos de Biden es que los países del G-7 unifiquen la
aplicación del gravamen para evitar iniciativas aisladas
como la de Francia que ya aplica un impuesto digital a las ganancias de las
tecnológicas. Washington quiere que se aplique el impuesto no sólo a las tecno
sino a cualquier empresa, para no hacer foco sólo en las digitales.
Con este tributo, Biden busca financiar un ambicioso
plan de obras públicas por un billón de dólares y al mismo
tiempo frenar la salida de rentas que son remesadas por las grandes
corporaciones hacia refugios fiscales con menor tributación.
Para la administración demócrata, la tasa del 15% ayudará a disuadir la elusión
de impuestos en el país porque sólo se aplicaría a las ganancias obtenidas en
el exterior, siempre que esas ganancias no fueran gravadas en el extranjero.
El ambicioso plan de Biden se financiaría con unos 700.000
millones de dólares de la aplicación intensificada de los
impuestos existentes, 200.000 millones de dólares,
por poner fin a una exención de impuestos sobre las ganancias de capital en
grandes herencias y otros 75 mil millones de dólares provenientes
de recursos destinados a la Covid-19 pero no gastados. El resto llegaría por la
aplicación del 15% a las ganancias corporativas.
Fuente: Telam