El colectivo de pensamiento crítico Agenda Argentina analiza la situación política del país y los desafíos del gobierno nacional, a dos años de la conformación de la coalición que llevó al triunfo de las elecciones al presidente Alberto Fernández.
Por Agenda Argentina
Hace dos años, el 18 de mayo de 2019, el campo político nacional, popular, progresista, democrático, plural y feminista conseguía reunirse en una misma coalición política, después de un largo tiempo de fragmentación y desencuentros.
A través de la decisión estratégica de Cristina Fernández Kirchner de postular
a Alberto Fernández como candidato a presidente y de la lucha de las
organizaciones políticas, sociales, sindicales, estudiantiles junto a distintos
colectivos feministas, culturales y artísticos se consiguió dar un paso
histórico para derrotar a una coalición de derecha que había arrasado el país.
Hoy queremos movilizar la memoria de ese acontecimiento para atizar la chispa
del pensamiento estratégico que dio lugar al Frente de Todos y que necesitamos
invocar para enfrentar el presente e imaginar los futuros deseables.
Alberto y Cristina no fueron sólo una fórmula electoral. Expresaron y
expresan la síntesis de un proceso que tiene como desafío principal que la
salida de esta pandemia sea más Estado, más democracia, más derechos y más
igualdad.
Seguimos creyendo que la "unidad en la diversidad" es la mejor forma
de construcción política. Y creemos también que llegó el momento de ser más
creativos y audaces para generar una metodología que permita procesar las
tensiones y sintetizar las distintas posiciones que se dan en el Frente de
Todos. Apostamos a una coalición sólida, vibrante, plural y crítica en la cual
sus contradicciones no lastimen al bloque histórico popular, sino que lo
dinamicen y potencien.
Los daños de la pandemia y la política del cuidado
La pandemia continúa y los daños son invaluables. La pérdida irreparable
de vidas humanas; la intensificación de la pobreza; el impacto en el empleo y
en las empresas; la alteración de los trayectos educativos; la mutilación de
las relaciones sociales y la frustración de proyectos personales son sólo
algunas de tantas consecuencias que llevan a la Argentina a una conmoción que
pone en cuestión las certezas que habían logrado sobrevivir al desorden
neoliberal.
Ningún gobierno elige las condiciones en las que debe gobernar. El nuestro debe
hacerlo sobre la combinación de las ruinas que dejó el macrismo y los efectos,
en tiempo real, de la pandemia. En ese marco, rescatamos y reivindicamos un
aspecto central del proyecto político del Frente de Todos: la política del
cuidado.
Política del cuidado es la que está detrás de la enorme inversión destinada a
recuperar el sistema sanitario. Es la que impulsa la investigación y creación
de tecnología nacional para enfrentar la pandemia. Es también la que pone el
valor de la vida como el bien más importante que debe cuidar para no caer en el
salvajismo del sálvese quien pueda o en el cinismo autodestructivo de la
indiferencia. El plan de vacunación más grande de la historia argentina es otra
enorme política de cuidado que tiene que lidiar con las inequidades indignantes
de una globalización en la que todo se compra y todo se vende.
En este marco, logramos sancionar el derecho a la interrupción
voluntaria del embarazo y la ley de los mil días, dos políticas de cuidado
centrales para las mujeres y personas gestantes.
Política del cuidado es también una orientación económica que se esfuerza por
paliar las consecuencias de esta catástrofe inédita, incluso en medio de las
grandes limitaciones preexistentes. La preocupación por la alimentación; la
renegociación de la impagable deuda externa; el sostén de empleos y empresas a
través de los programas ATP y Repro II; los bonos a los trabajadores de la
salud, a los comedores, a los jubilados y a titulares de la AUH/AUE; el Ingreso
Familiar de Emergencia; la exención del pago del impuesto a las ganancias para
salarios inferiores a 150 mil pesos, entre muchas otras políticas, son también
todas políticas de cuidado.
Son medidas insuficientes, qué duda cabe, porque el daño que estamos sufriendo
es, todavía, demasiado grande. Pero resulta imprescindible ponerlas en valor,
analizar sus resultados, escuchar sus deficiencias y comprometerse a trabajar
para mejorar su eficacia y su alcance.
Una oposición política que juega con la democracia y
un grupo de poderosos con pocos escrúpulos
Cuando es necesaria una dirigencia política y
económica capaz de encontrar acuerdos imprescindibles para la administración de
una situación catastrófica, el grueso de la oposición avanza por un rumbo de
consecuencias riesgosas. Lo que antes se mostraba como un panorama heterogéneo
parece haber sido ganado por las variantes más extremas. Consideramos que las
críticas constructivas siempre constituyen un aporte pero resulta muy grave cuando
un sector apunta sistemáticamente contra las políticas de cuidado.
Quizás como reflejo criollo de un fenómeno mundial, en nuestro país cobran
fuerza las versiones extremas de una nueva derecha que apela a repertorios
violentos de acción colectiva. Bajo el asedio de la pandemia, se
fortalecen los discursos que postulan la razón de todos los males en chivos
expiatorios que, indefectiblemente, se encuentran al interior de nuestra propia
sociedad, en sus sectores más vulnerables.
En este contexto, una pequeña minoría, propietaria de patrimonios mayores a 200
millones de pesos, fue compelida por ley a realizar un aporte económico. Un
sector minoritario de ellos asumió una conducta egoísta y apostó a la
judicialización. Muchos dueños de grandes empresas, CEO, gerentes, herederos de
fortunas amasadas no siempre de manera sancta, no encontraron mejor respuesta
que el desprecio por la voluntad popular, expresada a través de sus
representantes legítimamente electos en el Congreso Nacional.
Y en otros casos, los dueños de grandes medios de comunicación
reinciden y parecen querer decirnos, ante todo, que no se trata de una cuestión
de dinero sino de poder. Que la política no los puede afectar y que la
telaraña de un sistema judicial corporativo puede frenar cualquier cambio.
Imaginar un futuro común
Se trata de minorías poderosas, pero minorías al
fin. El Frente de Todos mantiene su estrategia de diálogo por la
convicción política de que la resolución de los dramas de la Argentina
contemporánea es imposible sin la generación de un marco general de acuerdos.
Al menos con grandes mayorías que trasciendan a un espacio político. Aunque
no siempre encuentre eco sectores de la oposición, la realidad es que la
Argentina necesita un nuevo contrato económico, social y democrático. Esta es
la definición estratégica que fundó el Frente de Todos, que fundamentó su
formación, sostiene su acción de gobierno y proyecta su recorrido hacia el
futuro. Es consigna y programa.
Porque es imposible transformar una economía bimonetaria sin algunos consensos
elementales. Porque es preciso decir "Nunca Más" al círculo vicioso
de sobreendeudamiento irracional y fuga de capitales. Porque la escasez de
dólares no es el fruto de un mal manejo macroeconómico sino una condición de
nuestro carácter periférico. Porque la inflación no se resuelve en cinco
minutos. Porque la reticencia inversora de nuestras élites no depende de
soluciones mágicas. Porque terminar con la pobreza en la Argentina no puede ser
un eslogan facilista sino un compromiso que requiere animarse a romper
privilegios, quebrar inercias y poner en práctica ideas nuevas.
Hace falta ejercitar la imaginación para construir acuerdos clave sobre temas
estratégicos para el desarrollo sustentable del país, para la apropiación, en
clave nacional, de una verdadera agenda de transformación en la estructura
productiva con cuidado del medio ambiente, de nuestros hábitos de consumo, de
nuestra relación con la naturaleza.
En un mundo marcado por crecientes fuerzas de exclusión, se trata de poner en
el centro lo común, reconstruir un orden social asentado en las cuestiones
centrales de un país: alimentación, trabajo, tierra y vivienda. Crecimiento
económico con políticas de desarrollo humano, social y ambiental, políticas
activas contra la violencia de género y una inserción inteligente y
multilateral en un mundo en crisis.
Es tiempo de cuidar y cuidarnos, mientras trabajamos por la reconstrucción del
país. La Argentina se pondrá de pie. Con Alberto, con Cristina y con todos y
todas.
*Agenda Argentina es un colectivo de pensamiento crítico integrado por
protagonistas de las nuevas generaciones con inserción en la gestión pública,
el territorio, la universidad y la cultura que se propone impulsar ámbitos de
debate mientras elabora programas y diseña políticas transformadoras para el
crecimiento sostenible de la Argentina.