"Estas cosas pueden volver a suceder", advirtió Francisco esta mañana con motivo del Día Internacional de Conmemoración en Memoria de las Víctimas del Holocausto.
El papa Francisco se sumó hoy, Día
Internacional de Conmemoración del Holocausto, proclamado por la Asamblea
General de la ONU para conmemorar la liberación en 1945 del Campo de Concentración
de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, con un mensaje pronunciado al finalizar la
audiencia general en la Biblioteca del Palacio Apostólico.
“Hoy, aniversario de la liberación del campo
de exterminio de Auschwitz, se celebra la Jornada de la Memoria. Conmemoramos a
las víctimas de la Shoah, y a todas las personas perseguidas y deportadas por
el régimen nazi”.
“Recordar -dijo-es una expresión de
humanidad. Recordar es signo de civilización. Recordar es condición para un
futuro mejor de paz y fraternidad”.
El Santo Padre señaló que “recordar también es estar atentos, porque estas cosas pueden suceder de nuevo. Comienzan con propuestas ideológicas que quieren salvar un pueblo y terminan destruyendo al pueblo y a la humanidad. Estar atentos a cómo comenzó este camino de muerte, de exterminio, de brutalidad”.
El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas
del Ejército Rojo derribaron las puertas de Auschwitz, revelando así al mundo,
por primera vez, la realidad del genocidio en todo su horror. Esa fecha fue elegida
por la Asamblea General de las Naciones Unidas para el "Día Internacional
de Recuerdo de las Víctimas de la Shoá".
Este aniversario fue establecido el 1 de
noviembre de 2005 por las Naciones Unidas con la Resolución 60/7. Una decisión
tomada en un año significativo: el sexagésimo aniversario del final de la
Segunda Guerra Mundial.
El primer país en tener un día nacional de
conmemoración fue Alemania, hace exactamente veinticinco años: fue en 1996, y
también entonces se eligió el 27 de enero.
Según se explica en el sitio web del memorial
de Auschwitz, 1 millón 300 mil personas fueron deportadas a este campo de
concentración por parte del régimen nazi. De ellas 900.000 personas fueron
asesinadas en cámaras de gas e incineradas en los hornos crematorios nada más
ingresar en el campo.
Aquellos que no eran asesinados nada más
llegar, eran sometidos a un régimen de esclavitud y trabajos forzados. El 50%
de ellos murió de hambre, enfermedades o asesinatos.
EL campo de concentración de Auschwitz se
encuentra a unos 70 kilómetros de Cracovia y se divide en dos instalaciones,
Auschwitz I y Auschwitz-Birkenau.
Uno de los prisioneros más conocidos del
campo de concentración de Auschwitz fue San Maximiliano Kolbe, sacerdote
miembro de la orden de los frailes menores conventuales que murió mártir al
ofrecer su vida a cambio de la de un padre de familia condenado a muerte.
Fuente: AICA