Tucumana, militante revolucionaria, querellante en juicios de lesa humanidad, fue la única sobreviviente de una familia diezmada por la represión del terrorismo de Estado.
Viuda de Marcos, jefe de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), y madre de dos jóvenes asesinados por la dictadura
–Mario y José-, Sara Solarz de Osatinky fue detenida en Buenos Aires en 1977. Tanto Marcos como Sara, fueron parte de las negociaciones cuando se produce la fusión entre las organizaciones revolucionarias de FAR, FAP y Montoneros, y Marcos pasa a formar parte de la conducción de Montoneros.
Sara recuperó su libertad el
19 de diciembre de 1979, cuando fue embarcada en avión para España por personal
de la Armada Argentina, con pasajes suministrados por la institución. Ya en el
exterior, junto con otras compañeras de lucha --y en una valiente actitud, pues era aun controladas por el ejército genocida-- fue protagonista, de una intensa
campaña denuncia , en todo el mundo de los crímenes de lesa
humanidad perpetrados por la dictadura cívico-eclesiástica-militar argentina.
Con el retorno de la democracia, fue testigo del Juicio a las Juntas (Causa 13), donde relató que, pocos días después de su ingreso en la Esma, fue interrogada por dos hombres de civil que dijeron pertenecer al Tercer Cuerpo de Ejército y al campo de concentración La Perla. Según el testimonio uno de ellos, Héctor Vergés, le relató cómo había matado a su hijo Mario, de 18 años, cómo había secuestrado y dinamitado el cuerpo de su marido, Marcos, y le expresó “su alegría” por la desaparición de su hijo José, de 15 años, también en Córdoba.
En 2018 Sara tenía ya 83 años pero no cejaba
en su afán militante: fue querellante en Córdoba en la causa Montiveros, que
juzgó el secuestro y desaparición de José, su hijo menor.
Su
paso por la ESMA
Sara había sido secuestrada en Buenos Aires,
donde la desmayaron golpeándola con una llave inglesa. En la sala de tormentos
de la ESMA jamás habló a pesar de todas las torturas a que fue sometida.
Por su historia, Quica en la ESMA era una
presa “importante”. Tan importante se la consideraba que la visitó el capitán
del ejército, represor de La Perla en Córdoba, Verguez, quien quería
llevársela su provincia para borrar personalmente “ el apellido Osatinsky de la
faz de la tierra”. Aunque no logró llevársela, ya que ella era “propiedad
de la ESMA” le contó con lujo de detalles la tortura y
muerte de su esposo y sus hijos.
Sara se constituyó en la ESMA en algo así
como una figura maternal para otros presos. Se transformó en la partera del
campo. Asistió a más de 14 embarazadas, lo que luego le permitió brindar
información para la localización de niños cuyas madres habían sido asesinadas.
Su
familia
Sara había sido mujer y compañera de Marcos Osatinsky, fundador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Marcos, o el Pelado fue uno de los famosos jefes guerrilleros que en agosto de 1972 escaparon del penal de Rawson. Durante su fuga, pasó un tiempo en Chile y luego en Cuba.
De regreso a la Argentina, vivía en Córdoba,
en la clandestinidad, usando otra identidad. Allí fue detenido en 1975 y
luego asesinado. Sus restos fueron identificados en el Cementerio de San
Vicente.
Sara y Marcos tuvieron dos hijos. Mario y
José. Ambos militaban en organizaciones políticas en aquella década del
70. Mario de 18 años, fue acribillado, en marzo de 1976, con
un grupo de compañeros en la localidad de Alta Gracia. Quica se desmayó cuando
escuchó la noticia por radio. En 2003, los restos de Mario fueron encontrados
en una fosa común en el cementerio de San Vicente y entregados a Sara. Hoy
descansan en un cementerio en Tucumán junto a los de su padre.
José, de 15 años, estudiante de una Escuela Técnica
fue rematado escapando de militares que lo perseguían en julio de 1976. Los
restos de José no pudieron ser recuperados porque fueron juntados con palas
mecánicas, mezclados con otros e incinerados.
Fuentes: https://lmdiario.com.ar/;
http://lauraelisaarena.blogspot.com/2015/03/sara-osatinsky.html