El Diego se nos va dejando la osadía de su argentina estirpe. Dejando la imagen de barbilla levantada, desafiando al mundo desde este sur continental americano.
Se nos
va entregando esa forma directa de plantarse siempre denunciándolo todo.
El Diego, el que escogió siempre apostar por la felicidad del
pueblo, pero no sólo la del nuestro. Escogió siempre estar y jugar con los menores en la
escala de las medidas poderosas.
Ese Diego, el mimado con el amor de tantas y de tantos, hoy nos
sorprende en su partida.
Y por minutos buscamos, rebuscamos, que
la noticia sea mentira... que venza una vez más esa
trastabillada del mal paso... y no nos deje solos.
El Diego… Ese… que respondió siempre ante el poder como hubiéramos querido muchas y muchos…Ese, que nos dejó la
pedagogía de decir las cosas sin
protocolos cipayos.
Ese Diego que iluminó las caritas de niños
que vistiendo camisetas con el 10 en la
espalda, se animaban como él, en su
potrero.
Ese es El Diego que se va... pero que estará
siempre convertido en ángel compañero
que iluminará cada acción valerosa, desafiante, que emprendamos.
Hoy,
el Diego de las Madres de la Plaza,
el Diego del abrazo con Fidel,
con Chávez,
con Lula,
con Néstor,
con Cristina,
ese Diego,
en cada abrazo, nos dejó,
sin decirlo,
esa enseñanza de saber elegir con quiénes estar juntos… ¡siempre!
¡¡¡Vuela alto, Compañero!!!
Cristina
Barrionuevo, San Miguel de Tucumán, 25.11.2020