Por Demetrio Iramain
Los camaristas federales César Álvarez y Roberto Agustín Lemos Arias rechazaron las apelaciones interpuestas por un matrimonio de dos ex religiosos, cercanos al ex obispo de la diócesis Avellaneda-Lanús, Rubén Oscar Frassia, quien renunció en agosto.
La investigación identificó que el celular
desde donde se realizó la llamada pertenece a una ex monja, integrante de la
congregación Miles Christi. Minutos antes y después de la amenaza, su autor se
comunicó con el celular de Frassia, desde el mismo teléfono con el que se
realizó la llamada a Hebe.
En noviembre de 2016, durante el apogeo del
macrismo y con el lawfare en pleno desarrollo, después de una carta pública
enviada por Hebe de Bonafini al Papa Francisco, la presidenta de la Asociación
Madres de Plaza de Mayo recibió un llamado telefónico amenazante, acompañado
por un timbrazo insistente en la madrugada, en idéntica secuencia a lo sucedido
el 18 de julio de este año. Por este último hecho, ocurrido casi cuatro meses
atrás, se confirmaron días atrás los procesamientos de los presuntos autores.
En efecto, el viernes 30 de octubre la sala
II de la Cámara Federal de La Plata confirmó el procesamiento de un matrimonio
integrado por una mujer y un hombre, vinculados al ex Obispo de
Avellaneda-Lanús, Rubén Oscar Frassia, dispuesto el 5 agosto por el juez
federal Ernesto Kreplak, en el marco de la causa iniciada por las amenazas de
muerte sufridas por Hebe en julio, a través de una llamada telefónica ocurrida
a las 5:15 de la mañana y del portero eléctrico de su domicilio de la capital
bonaerense.
La medida judicial, ahora confirmada en
segunda instancia, sería la causante de la imprevista renuncia de Moñseñor
Frassia al alto cargo eclesiástico.
La investigación, en trámite ante el Juzgado
Federal Nº 3, secretaría Nº 8 de La Plata, lleva el número 18522/20 y fue
caratulada “NN S/ Averiguación de delito”. En el expediente Hebe fue
constituida como querellante, rol procesal que lleva adelante el abogado Juan
Manuel Morente, patrocinante de las Madres de Plaza de Mayo en todos sus
pleitos judiciales.
Uno de los procesados es un ex seminarista
formado en el obispado a cargo del Monseñor Frassia
Los procesamientos por amenazas coactivas
agravadas fueron dictados inmediatamente después de las declaraciones indagatorias
de un matrimonio que estuvo detenido durante 48 horas.
En el caso del hombre, el procesamiento
incluyó la prisión preventiva mientras que su esposa fue beneficiada con la
eximición de prisión debido a que entonces cursaba un embarazo en estado avanzado.
Asimismo, se les trabó un embargo por 150 mil y 50 mil pesos, respectivamente.
Ambas medidas fueron confirmadas por los camaristas federales César Álvarez y
Roberto Agustín Lemos Arias, que el pasado viernes 30 de octubre comunicaron el
rechazo a la apelación interpuesta por la defensa.
Se trata de José Luis Aguirre, de 34 años, un
ex seminarista formado en el obispado a cargo del Monseñor Rubén Oscar Frassia,
que abandonó los hábitos para contraer matrimonio con Jimena Celeste Cuestas,
de 37. En su declaración, Aguirre dijo ser “secretario” del Obispo.
La mujer, en tanto, es titular de la línea
desde la cual se efectuó la comunicación amenazante, realizada a doscientos
metros de la vivienda que ambos comparten, ubicada en el barrio de Congreso,
sobre la calle Combate de los Pozos. La pareja se encuentra empleada por el
Municipio de Lanús.
Minutos antes e inmediatamente después de la
intimidación, se realizaron desde la misma línea sendas llamadas al teléfono
celular de Frassia.
La investigación logró identificar el número
telefónico desde el cual se efectuó la llamada y determinar la ubicación exacta
del celular al momento del contacto. Asimismo, el análisis de las llamadas
realizadas desde el teléfono de donde se produjo la amenaza, determinó que minutos
antes e inmediatamente después de la intimidación se realizaron desde la misma
línea sendas llamadas al teléfono celular de Frassia.
En sus declaraciones, la mujer y su marido
fueron coincidentes en negar los hechos, excusarse en el olvido del teléfono
celular en el trabajo, y relatar el vínculo que los une con el obispo de la
Diócesis de Avellaneda-Lanús, monseñor Frassia, cuyo teléfono celular también
fue peritado.
La mujer dijo ser una persona religiosa
durante 16 años, que a partir del año 2013 estuvo en el Instituto Cristo Rey de
Dock Sud, que depende del Obispado de Avellaneda. A su nombre se encuentra una
importante red de teléfonos celulares, que solventa el obispado, y cuyo
domicilio de facturación corresponde a la sede del Instituto religioso Miles
Christi, en Villa Elisa, uno de cuyos curas fundadores, el presbítero Roberto
Juan Yannuzzi, fue echado por el Papa Francisco en febrero de este año, por
“irregularidades, abusos de autoridad y abusos sexuales con adultos”, según
admitió en un comunicado la institución eclesiástica.
Su marido fue más explícito. En su
declaración indagatoria precisó que tanto él como su esposa “son gente
trabajadora, religiosa y solidaria” y que “conoce al obispo, con quien mantiene
una relación de amistad”, tanto que el día anterior a ser detenido había estado
de visita en su casa.
Además, el imputado refirió que “se
comunicaron por teléfono, pero que estas llamadas se realizan una vez por
semana, ya que el obispo se encuentra siempre muy ocupado”, no obstante se
habían visto días antes “sin poder recordar con precisión si fue el viernes
17”, o sea, unas horas antes de las amenazas, producidas en la madrugada del
sábado 18.
De la declaración del imputado se desprende
con absoluta claridad que, a pesar de mantener una relación de amistad con el
obispo, que se ejerce mediante llamados telefónicos semanales debido a la suma
de ocupaciones que tiene la autoridad eclesiástica, ambos se vieron
personalmente dos veces en una semana, justo en la que se produjeron las
intimidaciones.
Esa vinculación fue la razón que el juez
esgrimió para peritar el teléfono celular de Frassia, aunque tras el estudio técnico
realizado por la Dirección de Asistencia Judicial en Delitos Complejos y Crimen
Organizado (DAJuDeCo), dependiente de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, no se hallaron evidencias que vinculen directamente al cura con el
hecho.
Quién
es Frassia
El obispo Frassia es un viejo conocido de las
Madres de Plaza de Mayo. Fue a él a quien las Madres responsabilizaron, en
febrero de 2019, por el traslado del Padre Paco de Olveira, de su capilla en
Isla Maciel, y por haber permitido el atropello del nuevo párroco, Mauro
Ghisaura, quien destruyó la labor pastoral de Olveira entre los pobres de su
comunidad.
El señalamiento de las Madres fue realizado,
no sólo en forma pública sino personalmente, a través de la entrega en mano de
una carta firmada por Hebe de Bonafini, en la que las Madres manifestaban
sentirse “alarmadas por la violencia desatada el sacerdote que usted, obispo
Frassia, impuso en lugar del padre Francisco ‘Paco’ Olveira”. El cruce entre el
obispo Frassia y las Madres puede verse en este link: Las Madres denuncian ante el
Obispo de Avellaneda a Mario Ghisaura
Renuncia
del obispo y saludos de Grindetti
El jueves 6 de agosto, un día después de
dictados los procesamientos y la prisión preventiva ahora confirmados por la
Cámara, la propia Hebe de Bonafini anunció en su discurso de la marcha semanal
de las Madres, los avances registrados en la investigación y dio la primicia
sobre la renuncia de monseñor Frassia al gobierno del Obispado de
Avellaneda-Lanús.
“El teléfono era de una ex monja”, detalló
Hebe entonces, y agregó: “El obispo Frassia, que pintó las imágenes de las
Madres cuando echó al padre Paco, acaba de renunciar. Quiero que todos lo que
me escuchan se pregunten por qué renunció el obispo, que tiene tanto poder y
tantos amigos poderosos. No es cualquier cosa. Las Madres no nos vamos a quedar
calladas”.
Al día siguiente, la agencia de noticias
católica AICA confirmó el adelanto de Hebe y precisó que Frassia presentó al
Santo Padre su “disponibilidad”, por estar llegando a los 75 años “y además por
otras razones”.
Frassia es un viejo conocido de las Madres.
Fue a él a quien las Madres responsabilizaron, en 2019, por el traslado del
Padre Paco de Olveira, de su capilla en Isla Maciel.
Fuente: https://contraeditorial.com/