Hoy se conmemora el Día Nacional de la Ballena Franca Austral
para recordar que el 25 de septiembre de 2002 la comunidad de Puerto Pirámides
se unió para rescatar a "Garra", una ballena de un año de edad que se
enredó en las cadenas del fondeo de una embarcación.
Este año, la conmemoración se da en un contexto diferente.
Puerto Pirámides, epicentro del turismo de avistaje de ballenas en Argentina,
se encuentra sin poder recibir a los miles de turistas que viajan desde todo el
país y de diversas partes del mundo para ir al encuentro de las ballenas. La
situación también afecta a la investigación. Los investigadores del Instituto
de Conservación de Ballenas, así como otros grupos de científicos, no pueden
llevar adelante sus estudios de campo. En particular, la imposibilidad de
realizar el relevamiento de foto identificación presenta un importante desafío
para buscar alternativas en los métodos de análisis de datos y estudios que
realizan desde 1971.
Es justamente a través del programa de fotoidentificación del Instituto de Conservación de Ballenas y Ocean Alliance, que pudo saberse que Garra es hijo de Victoria, la ballena Nº 200 de su catálogo de individuos conocidos, y que tenía un año de edad cuando en 2002 quedó enredado. Los investigadores lo habían registrado por primera vez junto a su madre en 2001, cuando era un ballenato.
La historia que da origen a la efeméride, sucedió en Puerto
Pirámides cuando Garra se enredó en las cadenas del fondeo de un catamarán de
avistaje. Los guías balleneros y buzos locales fueron los primeros que
intentaron desenredarla. Pero, la imposibilidad de acceder a las cadenas bajo
el agua, los llevó a tomar la original decisión de vararla intencionalmente
para cortar las cadenas en la playa.
Con la participación de toda la comunidad, las cadenas
fueron cortadas y Garra fue mantenido fresco durante varias horas en espera de
la marea alta. Al atardecer, pudo volver al mar. El juvenil fue nombrado Garra
porque resistió todas las maniobras del rescate, y porque tiene en su lomo una
mancha blanca con esa forma. Coincidentemente, un año antes los investigadores
del ICB lo habían llamado "Zarpazo".
Garra afortunadamente sobrevivió a pesar de las heridas y el
estrés sufridos y fue re-avistado sano y en buenas condiciones en 2006. Las
ballenas juveniles parecen disfrutar del contacto con algas marinas, con las
que frecuentemente juegan frotándolas sobre sus cuerpos sin ningún riesgo.
Sogas y cadenas tal vez sean igualmente atractivas pero pueden ser letales.
Garra comenzó su vida como ballena independiente de manera bastante
alarmante.
Esta historia es un poderoso llamado de atención sobre el
peligro que representan estos elementos. Es fundamental liberar el mar de redes
y sogas que lastiman y ahogan a miles de ballenas, delfines, tortugas y otras
especies marinas. Para ello, es necesario entender las necesidades de hábitat
de las ballenas a través de la investigación y los monitoreos anuales, como los
que lleva adelante el ICB en forma conjunta con Ocean Alliance desde hace cinco
décadas.
La supervivencia de Garra demuestra cómo el esfuerzo colectivo, en este caso, de toda la comunidad de Puerto Pirámide, tiene un rol esencial en la conservación de las ballenas en nuestros mares. Hoy más que nunca, es necesario que el sentido de comunidad nos ayude a superar la crisis actual, para volver a celebrar el Día Nacional de la Ballena Franca con las costas de Península Valdés como escenario natural.
Adoptar una ballena es ayudar a protegerla.
El Instituto de Conservación de Ballenas (ICB), monitorea la
población de ballenas francas australes que utiliza las costas de Chubut,
Argentina, como área de cría y reproducción. Para poder sostener este estudio a
largo plazo, es que invita a las personas a colaborar a través del el Programa de Adopción Ballena Franca Austral
Fuente: Instituto de Conservación de Ballenas