Un
artículo de la Fundación Lillo:
"Esta pandemia viene siendo anunciada por la Ciencia desde 2007"
El Dr. David Flores, director general de Investigación de la FML, advierte sobre la importancia de comprender la relación entre el COVID-19 y la destrucción de ambientes naturales sumada al tráfico y consumo de fauna silvestre. Desmitificar e informarse.
“Esta
pandemia es un evento conocido y viene siendo anunciada por los científicos
desde 2007, casi ininterrumpidamente, a través de decenas de trabajos
publicados en revistas científicas muy prestigiosas y consultadas. Por ejemplo,
investigadores de la Universidad de Hong Kong publicaron en 2007, en la
revista Clinical Microbiology Reviews, un artículo en el que se alertaba
sobre el consumo humano de especies salvajes en el centro de China
(específicamente murciélagos), las que se conocían como reservorios naturales
de ciclos virales afines a seres humanos (y otros mamíferos domésticos) y, por
lo tanto, susceptibles de transmisión viral. Los autores usaron el término
“time bomb” (bomba de tiempo) para esta situación. Decía: “La presencia de
un gran reservorio de virus similares al SARS-CoV en los murciélagos herradura
chinos (Rhinolophus spp), aunado a la cultura de comer mamíferos exóticos en el
sur de China, es una bomba de tiempo. La posibilidad de la reaparición del SARS
y otros virus nuevos de animales es alta; por lo tanto, la necesidad de
preparación no debe ignorarse””.
Con
estas palabras, el Dr. David Flores, director general de Investigación de
la Fundación Miguel Lillo, describe parte de la situación que hoy concierne a
todo el planeta: la pandemia por Coronavirus. En una entrevista con la FML web,
profundiza sobre la necesidad de desterrar teorías conspirativas que apuntan a
la creación del virus en laboratorios, conocer el vínculo entre el COVID-19 y
la fauna silvestre y a la responsabilidad de los humanos en todo este proceso.
-¿Existe
una relación entre el coronavirus y la fauna silvestre?
-La
relación es directa. Y no solo del coronavirus sino de muchos virus y bacterias
con los que convive nuestra fauna, nuestras mascotas y nosotros mismos. Los grupos
zoológicos más susceptibles de transmisión o saltos virales (llamados
“spillover”) con humanos son los mamíferos y las aves, ya que son los que se
relacionan ancestralmente con nosotros en términos históricos, culturales y, en
el caso de los mamíferos, filogenéticos. Los coronavirus son una familia de
virus conocidos desde hace años y están presentes en musarañas y topos
verdaderos, roedores, artiodáctilos, carnívoros, murciélagos, pangolines,
primates (donde se incluye al ser humano) e inclusive en cetáceos; todos son
parte de un gran grupo natural de mamíferos (es decir, comparten el mismo
ancestro) llamado Boreoeutheria.
-¿Cuál
es la causa más probable de que el Coronavirus haya saltado de animales a
humanos?
-Obviamente,
no todos los tipos de coronavirus son susceptibles de pasar al ser humano, pero
sí algunos. Las consecuencias del tráfico de animales silvestres son muy altas.
Esta lamentable práctica implica el cautiverio y sufrimiento de millones de
ejemplares cada año. Son transportados y mantenidos en condiciones insalubres,
hacinados, enfermos y con un grado de estrés que disminuye su sistema inmune.
Generalmente, en contacto con animales domésticos y con humanos, se crean las
condiciones ideales de saltos virales hacia otros animales domésticos, a otros
silvestres y viceversa. La causa más probable de que los coronavirus hayan
saltado de animales silvestres al humano en las últimas décadas apunta a la
destrucción de los ambientes naturales y al tráfico y consumo de fauna
silvestre.
¿Creado en laboratorio?: un NO rotundo
“Las
teorías conspirativas que apuntan a que el Covid-19 fue creado en laboratorio y
que su origen no es el tráfico y consumo de fauna silvestre, deseduca y
desinforma a la opinión pública. Con esta posición facilista evitamos nuestra
responsabilidad sobre el tráfico de fauna silvestre y de alguna manera
menospreciamos decenas de trabajos científicos empíricos que advierten esto
desde hace años”.
Dr.
David Flores
-¿Por
qué los científicos consideran que el coronavirus no es un producto de
laboratorio?
-La
familia de los Coronavirus existe desde hace milenios y coexiste en muchos
grupos de mamíferos. Actualmente, se reconocen unas 39 especies de coronavirus
(incluyendo el COVID-19). Se subdividen en cuatro géneros; es el género Betacoronavirus el
que ha originado las enfermedades infecciosas recientes en los humanos: el
Síndrome Respiratorio Agudo Severo (SARS-CoV de 2003); el Síndrome Respiratorio
de Medio Oriente (MERS-CoV de 2012); y ahora el Síndrome Respiratorio Agudo
Severo de 2019 (también llamado SARS-COVID-19).
Otros
Coronavirus han surgido en murciélagos y provocan gripes moderadas; algunos,
como el actual, son peligrosos y habiéndose originado en los quirópteros, pasan
posteriormente a los humanos muy posiblemente vía un intermediario.
Estamos
ante un virus nuevo, por lo que la determinación de su origen y su transmisión
se encuentra actualmente en investigación, así como la elaboración de una
vacuna. La vía actual de transmisión del COVID-19 es de humano a humano. Lo que
se sabe del origen de este virus, a partir de un artículo publicado este año
en Nature Medicine por un equipo de científicos de EE.UU., Inglaterra
y Australia, es que su estructura proteica (proteína espiga o “spike”, parte de
su membrana) está muy relacionada con proteínas presentes en otros virus
preexistentes, que afectan a murciélagos como el RaTG13, o bien con el
coronavirus proveniente de pangolines.
La
tecnología actual permite que se puedan “fabricar” virus de laboratorio a
partir de fragmentos de varios genomas de otros virus, es decir, se puede
construir un “virus quimera”. En ese caso, cada fracción de genoma tiene su
huella identificable, de modo que se puede detectar en laboratorio de qué virus
proviene cada sección de esta quimera. La composición genética del COVID-19 no
indica ser un virus quimera, pues comparte más del 96 por ciento de su genoma
con otros Coronavirus (por ejemplo con el RaTG13). Estos cambios o mutaciones
son tan pequeños que solo pueden ser producto de la Selección Natural. Lo
que no sabemos es si este “salto evolutivo” ocurrió en los animales que lo
transmitieron o bien, en el humano como huésped.
¿Qué
pasa con los animales y las mascotas y el Coronavirus?
Existen
algunos coronavirus que pueden afectar a nuestros perros y gatos pero no se
trata de zoonosis. De hecho, recientemente en el Zoológico de Bronx, New York,
un tigre resultó contagiado por un humano de COVID-19, aunque sin consecuencias
para el felino. Hasta la fecha se han identificado siete coronavirus que
infectan a los humanos y no hay evidencias de que éstos puedan causar
enfermedad en nuestras mascotas.
Es
urgente prohibir el tráfico y comercialización de animales silvestres para
consumo, como medicina tradicional o como mascotas. Consideramos que es una
forma muy pragmática de cuidar nuestra salud y salvar de la extinción a muchas
especies.
Mercados de fauna silvestre y riesgos
“En
los mercados ilegales (o legales) de fauna silvestre se encuentran muchas
especies cuyo estrés las torna más vulnerables a las enfermedades transmitidas
inter o intraespecíficamente. En estos mercados no solo circulan patógenos para
los que las especies son inmunes sino patógenos diversos, algunos de ellos de
gran capacidad de mutación o recombinación, lo que origina agentes infecciosos
potencialmente nuevos. La convivencia entre especies distintas de regiones
diferentes, alimentándose inadecuadamente, es uno de los factores que genera
condiciones para que un patógeno con ciclo exclusivamente silvestre salte a
otras especies susceptibles. Es así que en esos lugares, el contacto con las
personas condiciona un alto riesgo de transmisión.
Aunque en Argentina los mercados de animales vivos no son frecuentes, el
comercio ilegal de fauna silvestre es aún muy practicado y mueve grandes sumas
de dinero. La caza es otra actividad muy extendida en nuestro país, tanto de
fauna autóctona como exótica. En este caso, la manipulación y consumo de estos
animales puede resultar potencialmente peligrosa. Tenemos que entender que los
organismos que coexisten con nosotros son entidades complejas que incluyen sus
patógenos, muchos conocidos e inocuos para nosotros, y otros aún desconocidos y
potencialmente peligrosos”.
Fuente: Dra.
Marcela Orozco Instituto de Ecología, Genética y Evolución de la
Universidad de Buenos Aires, CONICET
¿Nuestra
fauna está exenta de estos peligros para los humanos?
No.
Como se dijo al principio, convivimos con cientos de virus y bacterias que
habitan nuestra fauna, por eso es importante respetar sus hábitats y evitar su
consumo, más aún cuando no hay trazabilidad sanitaria para ello. Incluso,
nuestros animales domésticos son los más importantes protagonistas en los 142
patógenos de origen animal, principalmente mamíferos, que afectan a humanos,
según un estudio publicado en la Revista inglesa Proceedings of the Royal
Society. Y no estamos considerando las transmisiones del hombre a otros
mamíferos (fenómeno conocido como antroponosis). Estudios recientes -como el
citado- apuntan a los factores que pueden predisponer a la fauna a transmitir
patógenos zoonóticos como ser la domesticación mammaliana (de mamíferos); con
poblaciones anormalmente grandes, en un contacto cercano, son más propensas a
tornarse zoonóticas. Por otra parte, se detectó una clara relación entre
abundancia y amplia distribución con el nivel de zoonosis en los mamíferos. En
este sentido, las especies en peligro de extinción no deberían representar un
problema por su bajo número poblacional o distribución restringida, aunque la
caza y el tráfico ilegal de estas especies también las tornan riesgosas.
¿Qué
podemos hacer como sociedad para evitar acontecimientos como el que estamos
atravesando?
Tenemos
que respetar los hábitats y los ciclos ecosistémicos que incluyen el equilibrio
entre las poblaciones animales y las enfermedades. Estos ciclos se rompen por
el cambio climático y por la intervención humana en ambientes silvestres de
manera masiva. No debemos caer en el facilismo de las teorías conspirativas que
nos quita responsabilidad como ciudadanos del mundo y nuestra actitud poco
amigable en nuestros hábitos de consumo. Esta pandemia ha generado una serie de
teorías infundadas aún habiéndose demostrado la imposibilidad de haber sido
creada en laboratorio.
La
transmisión de enfermedades de manera masiva no se debe a la mera coexistencia
natural entre dos especies como el hombre y cualquier mamífero, sino a una
intromisión en los ciclos naturales de sus virus, ya sea por intromisión en
hábitats naturales o por consumo sin trazabilidad sanitaria adecuada. Como
consecuencia de la desinformación sobre este virus, una de las principales
víctimas son los murciélagos pues se especula que son reservorio y transmisores
virales.
Murciélagos: a potenciar sus virtudes
“Los Programas de
Conservación de los Murciélagos de los diferentes países deben hacer una fuerte
campaña de información para desmitificar peligros y potenciar las virtudes de
la convivencia sana con estos mamíferos. Las casi 1.400 especies de murciélagos
en el mundo juegan un papel crítico para la salud de los ecosistemas: son
polinizadores, dispersores de semillas, controladores de plagas, entre otras
funciones y servicios ambientales. El ser reservorio no implica transmisión a
humanos en condiciones normales de coexistencia. Como sociedad, tenemos un
compromiso ineludible por delante que ya no está en la teoría o en lo
potencial. Ya está sucediendo y debemos actuar directamente en los problemas
fundamentales de nuestro modo de vida: la pérdida del hábitat de estas especies
por deforestación para actividades antrópicas y el comercio legal (o ilegal) de
especies silvestres para consumo o mascotismo.
Dr.
David Flores