Factores de riesgo, ascenso de datos que alarman.
Un dato que llama la atención es el aumento de la prevalencia de actividad física baja que creció de 54,7% a 64,9. 6 de cada 10 argentinos realiza actividad física baja. Esto dice que nos estamos volviendo un país sedentario, con todos los riesgos para la salud que trae aparejado.
Se dieron a conocer los resultados de la 4ta Encuesta de Factores de Riesgo, y los datos alarman. Esta encuesta se había realizado por última vez en el año 2013, y recién en 2018 volvió a implementarse. Tiene como objetivos relevar información sobre los factores de riesgo de las enfermedades no transmisibles, la incidencia de las mismas, y evaluar el impacto de las políticas públicas destinadas a mejorar la salud de la población. En ella se evalúa la actividad física, el consumo de sal, el de frutas y verduras, el de tabaco, y la incidencia de patologías como el sobrepeso, la obesidad, la hipertensión arterial y la diabetes. También evalúa los riesgos de accidentes y lesiones. Los resultados no fueron alentadores, respecto a 2013, estamos peor.
Un dato que llama la atención es el aumento de la prevalencia de actividad física baja que creció de 54,7% a 64,9. 6 de cada 10 argentinos realiza actividad física baja. Esto dice que nos estamos volviendo un país sedentario, con todos los riesgos para la salud que trae aparejado. No es casualidad que también 6 de cada 10 personas presenten exceso de peso (sobrepeso + obesidad).
En este sentido, no queda más que ver los resultados de la encuesta para saber que Argentina no queda afuera de la epidemia mundial de sobrepeso y obesidad que crece a pasos agigantados alrededor del mundo. La prevalencia de obesidad aumentó significativamente, en sólo 5 años 20,8 a 25,4%, mientras que la de sobrepeso se mantuvo estable, lo que significa que muchas de las personas que en la encuesta anterior tenían sobrepeso pasaron a tener obesidad. Es decir, la gente sigue aumentando de peso.
El sobrepeso y la obesidad pueden traer consigo otras enfermedades metabólicas como la diabetes, que también fue evaluada en la encuesta dando como resultado un aumento significativo. Si hablamos de hábitos alimentarios, el consumo de frutas y verduras se mantuvo estable respecto a 2013, muy por debajo de la recomendación diaria de 5 porciones por día de las Guías Alimentarias Argentinas. Por otro lado, el indicador de sal agregada siempre o casi siempre en la mesa y en la cocción se mantuvo estable entre 2013 y 2018, sin embargo, hay que tener en cuenta también el consumo de sodio contenido en los alimentos que es de donde proviene el mayor aporte de nuestra dieta.
El consumo de tabaco es un factor de riesgo que continua en descenso, no solo en Argentina sino también alrededor del mundo. Es una muestra de que políticas públicas efectivas que regulan la publicidad, resultan en éxito en el descenso del consumo.
Entonces, ¿Qué pasa con el resto de los factores? ¿Por qué no podemos, como sociedad, lograr disminuirlos, sino por el contrario, continúan en constante aumento? Si bien existen hoy políticas públicas que buscan tener impacto positivo sobre esta situación, los resultados dan cuenta de que debemos profundizarlas aún más. Debemos generar cambios desde distintos sectores de la sociedad que nos permitan revertir esta situación de manera urgente. Nos hemos convertido en una sociedad obesa, lo que es un riesgo para las generaciones actuales y futuras.
¿Qué podemos hacer?
· Trabajar en la regulación de la publicidad de alimentos ricos en grasas, sodio y azúcar para disminuir su consumo.
· Fomentar el consumo de alimentos nutritivos, empezando por las frutas y verduras para lograr llegar a la recomendación diaria, a través de la regulación de los precios, mejorando la disponibilidad, educando para una mejor elección de alimentos.
· Promover la actividad física para disminuir el sedentarismo y prevenir enfermedades, a través del mejoramiento de los espacios públicos, de entornos activos en los trabajos y en las escuelas, promover el uso de medios de transporte que involucren nuestro cuerpo como la caminata o la bicicleta.
Estos son algunos de los cambios que debemos comenzar a hacer como sociedad, estado, y cada uno de nosotros, para empezar a revertir esta situación. Si estos indicadores siguen creciendo y empeorando, es porque la sociedad lo está haciendo. No generamos un entorno que nos permita mejorar: la inmediatez, la comodidad y la facilidad, son cuestiones que nos llevan a una vida menos activa y saludable. Nos sumergimos en la vorágine diaria y la rutina, olvidándonos de cuidar lo más importante que tenemos que somos nosotros mismos y nuestra salud.