Condenas de más de 5 años a cinco exfuncionarios.
La resolución fue tomada tras un juicio que duró un año y que tuvo 132 audiencias, 200 testigos, 32 careos y 25 acusados por falso testimonio.
Después de un largo debate, de más de un año, llegó el momento de la sentencia en el juicio por el homicidio y posterior encubrimiento del asesinato de Paulina Lebbos, ocurrido hace exactamente 13 años. Y se espera que, tras el cierre de este capítulo, la causa se reactive para intentar identificar a los autores materiales del crimen de la chica, que tenía 23 años cuando desapareció, el 26 de febrero de 2006, a la salida de un boliche. Su cuerpo apareció 13 días después a la vera de la ruta provincial 342, cerca de Tapia, a 30 kilómetros de esta ciudad, mutilado y con signos de estrangulamiento.
El proceso, que interpeló con fuerza al poder político tucumano, se centró hasta ahora en cinco exfuncionarios del gobierno de José Alperovich, acusados de encubrimiento agravado, en concurso ideal con falsificación de instrumento público: son el exsecretario de Seguridad, Eduardo Di Lella; el exjefe de policía de Tucumán, Hugo Sánchez; el exsubjefe de la fuerza, Nicolás Barrera; el exjefe de la Unidad Regional Norte, Héctor Brito, y el expolicía Hugo Waldino Rodríguez. Para ellos, la fiscalía pidió penas de seis años de prisión y diez de inhabilitación para ocupar cargos públicos.
En cuanto a la materialidad del hecho, en este debate oral y público -que concluía al cierre de esta edición- solo apareció imputado como partícipe secundario del secuestro y posterior homicidio de Paulina el electricista Roberto Luis Gómez, quien aseguró que es "el perejil de esta causa".
Quedó implicado en la causa cuando se confirmó que había usado el celular de la víctima desde horas después de su desaparición, el 26 de febrero de 2006, hasta 2011. El fiscal Diego López Ávila sostuvo, en su alegato, que no sería el único responsable por el hecho. Eso surge evidente de la propia calificación de la acusación: si Gómez tuvo un rol "secundario" en el crimen, una o más personas debieron haber tenido una participación primaria, es decir, aún más grave.
La hipótesis sobre la existencia de otros autores del homicidio, que aún no pudieron ser identificados, para quienes se montó una vasta maniobra de encubrimiento desde la propia cúpula de la policía, cobró mayor volumen durante el desarrollo del debate, en el que una decena de personas, incluidos varios testigos, terminaron detenidas por falso testimonio. El padre de Paulina, Alberto Lebbos, señala al poder político.